miércoles, 22 de julio de 2009

PARA MEDITAR

DANIEL 8
13 Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?
14 Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado



SEGURIDAD Y PAZ EN EL CONFLICTO DE LOS SIGLOS
Por ELENA G. de WHITE

Jesucristo Nuestro Abogado
EL ASUNTO del santuario fue la clave que aclaró el misterio del desengaño de 1844. Reveló todo un
sistema de verdades, que formaban un conjunto armonioso y demostraban que la mano de Dios había
dirigido el gran movimiento adventista, y al poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo le
indicaba cuál era su deber de allí en adelante. Como los discípulos de Jesús, después de la noche terrible de
su angustia y desengaño, "se gozaron viendo al Señor," así también se regocijaron ahora los que habían
esperado con fe su segunda venida. Habían esperado que vendría en gloria para recompensar a sus siervos.
Como sus esperanzas fuesen chasqueadas, perdieron de vista a Jesús, y como María al lado del sepulcro,
exclamaron: "Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto." Entonces, en el lugar santísimo,
contemplaron otra vez a su compasivo Sumo Sacerdote que debía aparecer pronto como su rey y libertador.
La luz del santuario iluminaba lo pasado, lo presente y lo porvenir. Supieron que Dios les había guiado por
su providencia infalible. Aunque, como los primeros discípulos, ellos mismos no habían comprendido el
mensaje que daban, éste había sido correcto en todo sentido. Al proclamarlo habían cumplido los designios
de Dios, y su labor no había sido vana en el Señor. Reengendrados "en esperanza viva," se regocijaron
"con gozo inefable y glorificado."

CONTINUARA...

Bendiciones.

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