viernes, 17 de julio de 2009

EL PELIGRO DEL DESCUIDO

Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección: porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. (2 Ped. 1: 10).

El Redentor del mundo ha dicho: "Escudriñad las Escrituras" (Juan 5: 39). En ellas se encuentran abundantes provisiones para las necesidades humanas, y se ponen en juego los motivos más poderosos para influir en la persona para que se arrepienta y obedezca. En ellas, el buscador de la verdad puede leer, contemplar y conmoverse profundamente por lo que un Dios bueno y misericordioso ha hecho y hace continuamente por nosotros. Quedará asombrado de haber tratado con indiferencia el maravilloso amor y el perdón ofrecido, porque comprenderá que para redimir al hombre, Dios dio lo más grande que podía ofrecer. Y si los que son objeto de un amor tan inmenso descuidan la salvación, no hay nada más que el Cielo pueda hacer por ellos...

Necesitáis estudiar, contemplar, estos grandes temas para no caer en la indiferencia y
endureceos hasta no ceder a las condiciones del maravilloso plan de salvación, y ser demasiado orgullosos para humillaros al comprender vuestra propia condición caída...

El Señor ordena a los niños y a los jóvenes que busquen la verdad como tesoro escondido, y que sean atraídos y fascinados por aquello que une lo humano con lo divino. Bien puede preguntar el apóstol: "¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" (Heb. 2: 3) ...

Solamente una Persona divina podía mediar entre Dios y el hombre. La redención humana es un tema que bien puede exigir hasta el máximo el ejercicio de las facultades mentales...

No podemos decirles a los jóvenes o a los de edad madura: No tenéis nada que hacer en esta gran obra. Pedimos un esfuerzo constante. Debéis ser diligentes para asegurar vuestra vocación y elección (Youth's Instructor, 31-8-1887).
Elena G. de White. Dios nos cuida.
Dios les bendiga

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