viernes, 27 de noviembre de 2009

Sobre el santuario

Al referirse a lo que debía ser realizado por la naciente Iglesia Adventista del Séptimo Día antes de la venida del Señor, Elena G. de White escribió en 1883:
"Las mentes de los creyentes habían de ser dirigidas al santuario celestial, donde Cristo ha entrado para hacer expiación por su pueblo" (Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 77).
En un período de crisis, en 1906, cuando fueron puestas en tela de juicio ciertas enseñanzas básicas de los adventistas, ella escribió:
"La correcta comprensión del ministerio del santuario celestial es el fundamento de nuestra fe" (El Evangelismo, pág. 165).

EL FIN DE LOS 2.300 DÍAS

Entre las profecía que constituían el fundamento del despertar adventista de la década iniciada en 1830 y de comienzos de 1840, estaba la de Daniel 8: 14: "Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario, será purificado". Elena G. de White, que pasó por la experiencia de esos años, explica cuál fue la aplicación que se le dio a esta profecía:
"En común con el resto del mundo cristiano, los adventistas creían entonces que la tierra, o alguna parte de ella, era el santuario. Entendían que la purificación del santuario era la purificación de la tierra por medio del fuego del último y supremo día, y que ello se verificaría en ocasión del segundo advenimiento. De ahí que concluyeran que Cristo volvería a la tierra en 1844" (El Gran Conflicto, pág. 461).

Este período profético terminó el 22 de octubre de 1844. La desilusión de los que esperaban encontrar a su Señor en aquel día fue muy grande. Hiram Edson, un diligente estudiante de la Biblia que vivía en el Estado de Nueva York, describe lo que ocurrió con el grupo de creyentes del cual él formaba parte:

"Nuestras expectativas iban en aumento mientras esperábamos la llegada de nuestro Señor, hasta que el reloj marcó las doce a medianoche. El día había pasado, y el chasco que experimentamos fue terrible. Nuestras más caras esperanzas y expectativas fueron barridas, y nos sobrevino un deseo de llorar como nunca antes. La pérdida de todos los amigos terrenales no se hubiera comparado con lo que sentimos entonces. Lloramos y lloramos hasta que el día amaneció.

"Me decía a mí mismo: 'Mi experiencia adventista ha sido la más brillante de toda mi vida cristiana... ¿Ha fallado la Biblia? ¿No hay Dios, ni cielo, ni ciudad de oro, ni paraíso? ¿Es todo nada más que una fábula astutamente inventada? ¿No hay realidad detrás de nuestras más caras esperanzas y expectativas?. . .'

"Comencé a sentir que podría haber luz y ayuda para nosotros en nuestro dolor. Dije a algunos de los hermanos: 'Vayamos al granero'. Entramos en éste, cerramos las puertas y nos arrodillamos delante del Señor. Oramos fervientemente porque sentíamos nuestra necesidad. Continuamos en ferviente oración hasta que recibimos del Espíritu la certeza de que nuestras oraciones habían sido aceptadas, y que se nos daría luz. La razón de nuestro chasco sería explicada en forma clara y satisfactoria.

"Después del desayuno dije a uno de mis hermanos: 'Vayamos para ver y animar a algunos de nuestros hermanos'. Salimos, y mientras pasábamos por un gran campo, me sentí detenido en medio de él. El cielo pareció abrirse ante mi vista, y vi definida y claramente que en vez de que nuestro Sumo Sacerdote hubiera salido del lugar santísimo del santuario celestial para venir a esta tierra en el décimo día del mes séptimo, al fin de los 2.300 días, había entrado por primera vez, en ese día, en el segundo departamento de aquel santuario, y que tenía una obra que realizar en el lugar santísimo antes de venir a la tierra, que había venido a las bodas, o en otras palabras, al Anciano de días, para recibir el reino, el dominio y la gloria; y que debíamos esperar su retorno de las bodas. Mi mente fue entonces dirigida al capítulo diez de Apocalipsis donde pude ver que la visión había hablado y no había mentido" (Manuscrito inédito publicado parcialmente en la Review and Herald del 23 de junio de 1921).

A esto le siguió una cuidadosa investigación de los pasajes de las Escrituras referentes al tema -particularmente de la epístola a los Hebreos- por parte de Hiram Edson y dos de sus más cercanos colaboradores, un médico, el Dr. F. B. Hahn, y un maestro, O. R. L. Crosier. El resultado de estos estudios fue registrado por Crosier, y publicado primero en The Day Dawn, un periódico de circulación limitada, y luego reescrito y ampliado, se publicó en un número especial del Day-Star del 7 de febrero de 1846. Esta era la revista adventista de mayor circulación. Se publicaba en Cincinnati, Ohio. Por este medio se alcanzó a un buen número de creyentes adventistas que habían sufrido la desilusión. La presentación, un tanto extensa pero bien cimentada en las Escrituras, infundió esperanza y ánimo a los corazones de estos hermanos, puesto que mostraba claramente que el santuario que debía ser purificado al fin de los 2.300 días estaba en el cielo, y no en la tierra como lo habían creído antes.

Elena G. de White, en una declaración escrita el 21 de abril de 1847, expresó lo siguiente en respaldo del artículo de Crosier acerca del santuario:

"El Señor me mostró en visión hace más de un año que el Hno. Crosier tenía la verdadera luz en cuanto a la purificación del santuario. . . y que era su voluntad que el Hno. Crosier escribiera la explicación que nos había dado en el Day-Star Extra del 7 de febrero de 1846. Me siento plenamente autorizada por el Señor para recomendar ese Extra a cada santo" (A Word to the Little Flock, pág. 12).

Posteriormente escribió como sigue acerca del rápido desarrollo de la comprensión de esta doctrina que siguió al chasco:
"El transcurso del tiempo en 1844 estuvo marcado por grandes eventos que abrieron ante nuestros asombrados ojos la comprensión de la purificación del santuario que se estaba verificando en el cielo, y que tiene una definida relación con el pueblo de Dios en la tierra" (Manuscrito 13, 1889, publicado en Counsels to Writers and Editors, pág. 30).

CRISTO EN SU SANTUARIO

``Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado``

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