miércoles, 23 de diciembre de 2009

El Espiritismo

Eclesiastes
4 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.
6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

Vi el engaño de los golpes. Satanás tiene el poder de colocar ante nosotros la apariencia de formas que supuestamente son de nuestros familiares y amigos que ahora duermen en Jesús. Se hará aparentar que están presentes, se dirán las palabras que ellos hablaron mientras que estaban aquí, con las cuales estamos familiarizados y resonará en nuestro oído el mismo tono de voz que tuvieron mientras vivían. Todo esto ha de engañar al mundo y lo entrampará. Vi que los santos deben tener una profunda comprensión de la verdad presente, la cual tendrán que sostener basándose en las Escrituras. Deben comprender el estado de los muertos; porque un día los espíritus de demonios se les aparecerán profesando ser amigos y parientes amados, que les declararán doctrinas sin ningún fundamento bíblico. Harán todo lo que está en su poder para despertar su simpatía y realizarán milagros ante ellos, para confirmar sus declaraciones. El pueblo de Dios debe estar preparado para resistir a esos espíritus con la verdad bíblica de que los muertos nada saben, y de que los aparecidos son espíritus de demonios. Vi que debemos examinar bien el fundamento de nuestra esperanza, porque tendremos que dar razón de éste basándonos en las Escrituras; porque veremos ese engaño propagarse, y tendremos que luchar contra él cara a cara. Y a menos que estemos preparados para enfrentarlo, seremos entrampados y vencidos. Pero si hacemos lo que podamos, poniendo de nuestra parte para estar listos para el conflicto que se encuentra justo ante nosotros, Dios hará su parte, y su brazo omnipotente nos protegerá. Si fuera necesario, enviaría todos los ángeles de la gloria para formar un círculo de protección alrededor de las almas fieles para que no sean engañadas y desviadas por los milagros mentirosos de Satanás. Vi la rapidez con la que ese engaño se estaba difundiendo. Se me mostró un tren que viajaba a la velocidad del relámpago. El ángel me ordenó que mirara cuidadosamente. Fijé mis ojos en el tren. Parecía que todo el mundo estaba a bordo. Entonces el (ángel) me mostró el conductor, quien parecía un personaje imponente y atractivo y a quien todos los pasajeros respetaban y reverenciaban. Estaba perpleja y le pregunté a mi ángel acompañante quién era. Él dijo: Es Satanás. Él es el conductor en la forma de un ángel de luz. Ha cautivado al mundo. Éste se ha entregado a un engaño extraordinario a fin de creer a la mentira para que sea condenado. Su agente, el que le sigue en rango, es el maquinista, y otros de sus agentes, están ocupados en diferentes cargos, según él los necesite, y todos están yendo con gran rapidez hacia la perdición. Le pregunté al ángel si no había quedado nadie. Él me ordenó que mirara en dirección opuesta, y vi a un grupo pequeño, viajando por una senda angosta. Todos parecían estar firmemente ligados y unidos por la verdad. Esa pequeña compañía se veía agobiada por las inquietudes, como si hubiera pasado a través de severas pruebas y conflictos. Y parecía como si el sol hubiera justamente salido de detrás de la nube, y brillado sobre sus rostros, haciendo que se vieran triunfantes, como si sus victorias estuvieran a punto de ser ganadas. Vi que el Señor le había dado al mundo oportunidad de descubrir la trampa. Eso era bastante evidente para el cristiano si no hubiese habido otra cosa. No se hace diferencia entre el precioso y lo vil. Satanás da a entender que Tomás Paine, cuyo cuerpo ya se ha demoronado hasta convertirse en polvo y quien será llamado al final de los 1000 años, en la segunda resurrección, para recibir su recompensa, y sufrir la segunda muerte, está en el cielo y que es muy honrado allí. Satanás lo usó en la tierra por tanto tiempo como pudo, y ahora prosigue la misma obra mediante pretensiones de que Tomás Paine está muy encumbrado allí; y que es muy venerado y como él enseñó en la tierra, Satanás finge que continúa enseñando en el cielo. Algunas personas en la tierra, que han considerado con horror su vida, su muerte y sus enseñanzas corruptas mientras vivía, se someten ahora a ser enseñadas por él, quien era uno de los hombres más viles y corrompidos; uno que despreciaba a Dios y a su ley. El Padre de la mentira, enceguece y engaña al mundo enviando sus ángeles a hablar como si fueran los apóstoles, y hace que parezca que ellos contradicen lo que escribieron cuando estaban en la tierra, y que fue dictado por el Espíritu Santo. Esos ángeles mentirosos hacen que los apóstoles corrompan sus propias enseñanzas y que declaren que éstas están adulteradas. Al hacer eso, él puede sumir a los profesos cristianos, quienes tienen nombre que viven y están muertos, y a todo el mundo, en incertidumbre acerca de la palabra de Dios; porque ésta se interpone directamente en su camino, y es capaz de destruir sus planes. Por lo tanto, los induce a dudar del origen divino de la Biblia, y entonces ensalza al incrédulo Tomás Paine, como si éste hubiera entrado en el cielo al morir, y unido a los santos apóstoles, a quienes odiaba en la tierra, estuviera enseñando al mundo. Satanás le asigna a cada uno de sus ángeles el papel que ha de actuar. Les ordena que sean astutos, ingeniosos y sagaces. Instruye a algunos de ellos a desempeñar el papel de los apóstoles y a hablar por ellos, mientras que otros han de actuar el papel de incrédulos y de hombres impíos quienes murieron maldiciendo a Dios, pero que ahora parecen ser muy religiosos. No se hace ninguna diferencia entre los santos apóstoles y el incrédulo más vil. Él aparenta que ambos están enseñando lo mismo. No importa a quién Satanás hace hablar, si con ello logra su objetivo. Él estuvo tan íntimamente conectado con Paine en la tierra, y lo ayudó de tal manera que es muy fácil para él saber las palabras que él usaba, y la escritura misma de uno de sus hijos, quien le sirvió con tanta fidelidad, y logró sus propósitos tan bien. Satanás dictó mucho de lo que éste escribió, y es fácil para él dictar ahora, mediante sus ángeles, opiniones que parezcan venir de Tomás Paine, quien fue su siervo devoto mientras vivió. Pero esa es la obra maestra de Satanás. Todas esas enseñanzas que supuestamente proceden de los apóstoles, de los santos y de hombres impíos que han muerto, emanan directamente de su majestad satánica. Eso debería bastar para remover el velo de cada mente y revelarle a todos las obras tenebrosas y misteriosas de Satanás,-que él coloque a uno a quien él amó tanto, y quien odió a Dios en forma tan completa, junto con los santos apóstoles y ángeles en gloria; prácticamente diciéndole al mundo y a los incrédulos: No importa cuán impíos seáis; no importa si creéis en Dios o en la Biblia, o si no creéis; vivid como querrais, el cielo es vuestro hogar,-porque todo el mundo sabe que si Tomás Paine está en el cielo, y está en una posición tan exaltada, ciertamente, ellos también llegarán allí. Eso es algo tan manifiesto, que todos pueden verlo, si quieren. Satanás está haciendo ahora lo que ha estado tratando de hacer desde su caída, a través de individuos como Tomás Paine. Mediante su poder y sus milagros mentirosos, él está destruyendo el fundamento de la esperanza del cristiano, y apagando su sol, el cual está supuesto a iluminarlo en el angosto sendero hacia el cielo. Está haciendo que el mundo crea que la Biblia no es mejor que un libro de cuentos no inspirado, mientras que él ofrece algo para tomar su lugar, a saber, ¡manifestaciones espiritistas! Esa es una agencia totalmente suya, sujeta a su control, y él puede hacer que el mundo crea lo que le plazca. El libro que lo ha de juzgar a él y a sus seguidores, lo coloca en la sombra, justamente donde desea que esté. Hace del Salvador del mundo solamente un hombre común, y como los guardas romanos que vigilaban la tumba de Jesús propagaron el falso informe que los príncipes de los sacerdotes y los ancianos pusieron en sus labios, de la misma manera, los pobres e ilusos seguidores de esas pretendidas manifestaciones espiritistas, repetirán, y tratarán de dar a entender que no hubo nada de milagroso en el nacimiento, la muerte y la resurrección de nuestro Salvador; y después de relegar a Jesús y a la Biblia a último término, donde quieren tenerlo, llaman la atención del mundo hacia sí mismos y hacia sus prodigios y milagros mentirosos, los cuales, ellos declaran que exceden mucho a las obras de Cristo. De esa manera, el mundo es atrapado en el lazo, y es adormecido en un sentimiento de seguridad; para no descubrir su terrible engaño, hasta que las siete postreras plagas sean derramadas. Satanás se ríe cuando ve que su plan tiene tanto éxito, y que el mundo entero está en sus redes.


La Gran Controversia

Elena G. de White

Bendiciones

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