Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es
puro. (1 Juan 3: 3.)
Cristo elevará y refinará la mente del hombre, purificándola de toda escoria a fin
de que pueda apreciar el amor incomparable.
Por medio del arrepentimiento, la fe y las buenas obras, él puede perfeccionar un
carácter justo, y reclamar, por los méritos de Cristo, los privilegios de los hijos de
Dios. Los principios de la verdad divina recibidos y atesorados en el corazón, nos
elevarán a alturas de excelencia moral que no nos hubiera sido posible pensar que
alcanzaríamos... "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí
mismo así como él es puro".
La santidad de corazón y la pureza de vida eran los grandes temas de las
enseñanzas de Cristo. En su Sermón del Monte, después de especificar lo que se
debe hacer a fin de ser benditos, y lo que no se debe hacer, dice: "Sed, pues
vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto". La
perfección, la santidad, nada menos que eso, les otorgará el éxito en la aplicación
de los principios que les ha dado. Sin la santidad, el corazón humano es egoísta,
pecaminoso y vicioso. La santidad hará que su poseedor sea fructífero y que
abunda en buenas obras. Nunca se cansará del bien hacer, ni tratará de escalar
posiciones en este mundo, sino que esperará ser elevado por la Majestad del cielo
cuando exalte a sus santificados en su trono... La santidad de corazón producirá
actos rectos.
Así como Dios es puro en su esfera, el hombre ha de ser puro en la suya. Y será
puro si Cristo se forma en su interior, la esperanza de gloria; porque imitará la vida
de Cristo y reflejará su carácter.
La dignidad principesca del carácter cristiano brillará como el sol y los rayos de luz
del rostro de Cristo se reflejarán sobre aquellos que se han purificado a sí mismos
como él es puro.
La pureza del corazón conducirá a la pureza de vida.
DIOS NOS CUIDA
Por ELENA G. DE WHITE
`Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida,el cual está en medio del paraíso de Dios.`
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