jueves, 6 de agosto de 2009

PARA MEDITAR

Salmos 24

1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.
2 Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.


EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES
Por ELENA G. DE WHITE

Es obra de Satanás llenar los corazones humanos de duda. Los induce a
mirar a Dios como un Juez severo. Los tienta a pecar, y luego a
considerarse demasiado viles para acercarse a su Padre celestial o para
despertar su compasión. El Señor comprende todo esto. Jesús asegura a
sus discípulos la simpatía de Dios hacia ellos en sus necesidades y
debilidades. No se exhala un suspiro, no se siente un dolor, ni ningún
agravio atormenta el alma, sin que haga también palpitar el corazón del
Padre.
La Biblia nos muestra a Dios en un lugar alto y santo, no en un estado
de inactividad, ni en silencio y soledad, sino rodeado por diez mil
veces diez millares y millares de millares de seres santos, todos
dispuestos a hacer su voluntad. Por conductos que no podemos discernir
está en activa comunicación con cada parte de su dominio. Pero es en el
grano de arena de este mundo, en las almas por cuya salvación dio a su
Hijo unigénito, donde su interés y el interés de todo el cielo se
concentran. Dios se inclina desde su trono para oír el clamor de los
oprimidos. A toda oración sincera, él contesta: "Aquí estoy." Levanta al
angustiado y pisoteado. En todas nuestras aflicciones, él es afligido.
En cada tentación y prueba, el ángel de su presencia está cerca de
nosotros para librarnos.

DIOS LES BENDIGA

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