Salmos 119
9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
EL HOGAR CRISTIANO
Por ELENA G. DE WHITE
Los padres como jardineros.-
El Señor ha confiado a los padres una obra solemne y sagrada. Han de cultivar
cuidadosamente el suelo del corazón. Pueden ser así colaboradores con Dios. El
espera de ellos que guarden y atiendan cuidadosamente al jardín constituido por
el corazón de sus hijos. Han de sembrar la buena simiente y quitar toda mala
hierba. Es necesario eliminar todo defecto del carácter, toda mala disposición;
porque si se les permite subsistir, mancillarán la belleza del carácter.*
Padres, vuestro hogar es el primer campo en el que sois llamados a trabajar. Las
preciosas plantas que hay en el jardín del hogar exigen vuestro primer cuidado.
Habéis sido designados para velar por las almas como quienes han de dar cuenta.
Considerad cuidadosamente vuestra obra, su naturaleza, su orientación y sus
resultados.*
Tenéis ante vuestra puerta un terrenito que cultivar, y Dios os tendrá por
responsables de esta obra que confió a vuestras manos.*
El cuidado del jardín.-
Prevalece en el mundo la tendencia a dejar a los jóvenes seguir la inclinación
natural de su propia mente. Y los padres dicen que si los jóvenes son muy
desenfrenados en su adolescencia se corregirán más tarde, y que cuando tengan
dieciséis o dieciocho años razonarán por su cuenta, abandonarán sus malos
hábitos y llegarán por fin a ser hombres y mujeres útiles. ¡Qué error! Durante años
permiten que el enemigo siembre en el jardín del corazón; 180 permiten que se
desarrollen en él malos principios, y en muchos casos todo el trabajo que se haga
para cultivar ese terreno no servirá para nada....
Algunos padres han dejado a sus hijos adquirir malas costumbres, cuyos rastros
podrán verse a través de toda la vida. Los padres son responsables de este
pecado. Esos hijos pueden profesar ser cristianos, pero sin una obra especial de
la gracia en el corazón y una reforma cabal en la vida, sus malas costumbres
pasadas se advertirán en toda su experiencia y manifestarán precisamente el
carácter que sus padres les permitieron adquirir.*
BENDICIONES.
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