lunes, 31 de agosto de 2009

Eliú justifica su derecho de contestar a Job

Job 32.

32:1 Cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo a sus propios ojos.
32:2 Entonces Eliú hijo de Baraquel buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se encendió en ira, por cuanto se justificaba a sí mismo más que a Dios.
32:3 Asimismo se encendió en ira contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado a Job.
32:4 Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él.
32:5 Pero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, se encendió en ira.
32:6 Y respondió Eliú hijo de Baraquel buzita, y dijo: Yo soy joven, y vosotros ancianos; Por tanto, he tenido miedo, y he temido declararos mi opinión.
32:7 Yo decía: Los días hablarán, Y la muchedumbre de años declarará sabiduría.
32:8 Ciertamente espíritu hay en el hombre, Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.
32:9 No son los sabios los de mucha edad, Ni los ancianos entienden el derecho.
32:10 Por tanto, yo dije: Escuchadme; Declararé yo también mi sabiduría.
32:11 He aquí yo he esperado a vuestras razones, He escuchado vuestros argumentos, En tanto que buscabais palabras.
32:12 Os he prestado atención, Y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya a Job, Y responda a sus razones.
32:13 Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría; Lo vence Dios, no el hombre.
32:14 Ahora bien, Job no dirigió contra mí sus palabras, Ni yo le responderé con vuestras razones.
32:15 Se espantaron, no respondieron más; Se les fueron los razonamientos.
32:16 Yo, pues, he esperado, pero no hablaban; Más bien callaron y no respondieron más.
32:17 Por eso yo también responderé mi parte; También yo declararé mi juicio.
32:18 Porque lleno estoy de palabras, Y me apremia el espíritu dentro de mí.
32:19 De cierto mi corazón está como el vino que no tiene respiradero, Y se rompe como odres nuevos.
32:20 Hablaré, pues, y respiraré; Abriré mis labios, y responderé.
32:21 No haré ahora acepción de personas, Ni usaré con nadie de títulos lisonjeros.
32:22 Porque no sé hablar lisonjas; De otra manera, en breve mi Hacedor me consumiría.

Eliú censura a Job

33:1 Por tanto, Job, oye ahora mis razones, Y escucha todas mis palabras.
33:2 He aquí yo abriré ahora mi boca, Y mi lengua hablará en mi garganta.
33:3 Mis razones declararán la rectitud de mi corazón, Y lo que saben mis labios, lo hablarán con sinceridad.
33:4 El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.
33:5 Respóndeme si puedes; Ordena tus palabras, ponte en pie.
33:6 Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho; De barro fui yo también formado.
33:7 He aquí, mi terror no te espantará, Ni mi mano se agravará sobre ti.
33:8 De cierto tú dijiste a oídos míos, Y yo oí la voz de tus palabras que decían:
33:9 Yo soy limpio y sin defecto; Soy inocente, y no hay maldad en mí.
33:10 He aquí que él buscó reproches contra mí, Y me tiene por su enemigo;
33:11 Puso mis pies en el cepo, Y vigiló todas mis sendas.
33:12 He aquí, en esto no has hablado justamente; Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.
33:13 ¿Por qué contiendes contra él? Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones.
33:14 Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; Pero el hombre no entiende.
33:15 Por sueño, en visión nocturna, Cuando el sueño cae sobre los hombres, Cuando se adormecen sobre el lecho,
33:16 Entonces revela al oído de los hombres, Y les señala su consejo,
33:17 Para quitar al hombre de su obra, Y apartar del varón la soberbia.
33:18 Detendrá su alma del sepulcro, Y su vida de que perezca a espada.
33:19 También sobre su cama es castigado Con dolor fuerte en todos sus huesos,
33:20 Que le hace que su vida aborrezca el pan, Y su alma la comida suave.
33:21 Su carne desfallece, de manera que no se ve, Y sus huesos, que antes no se veían, aparecen.
33:22 Su alma se acerca al sepulcro, Y su vida a los que causan la muerte.
33:23 Si tuviese cerca de él Algún elocuente mediador muy escogido, Que anuncie al hombre su deber;
33:24 Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló redención;
33:25 Su carne será más tierna que la del niño, Volverá a los días de su juventud.
33:26 Orará a Dios, y éste le amará, Y verá su faz con júbilo; Y restaurará al hombre su justicia.
33:27 El mira sobre los hombres; y al que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, Y no me ha aprovechado,
33:28 Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, Y su vida se verá en luz.
33:29 He aquí, todas estas cosas hace Dios Dos y tres veces con el hombre,
33:30 Para apartar su alma del sepulcro, Y para iluminarlo con la luz de los vivientes.
33:31 Escucha, Job, y óyeme; Calla, y yo hablaré.
33:32 Si tienes razones, respóndeme; Habla, porque yo te quiero justificar.
33:33 Y si no, óyeme tú a mí; Calla, y te enseñaré sabiduría.

Eliú justifica a Dios

34:1 Además Eliú dijo:
34:2 Oíd, sabios, mis palabras; Y vosotros, doctos, estadme atentos.
34:3 Porque el oído prueba las palabras, Como el paladar gusta lo que uno come.
34:4 Escojamos para nosotros el juicio, Conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno.
34:5 Porque Job ha dicho: Yo soy justo, Y Dios me ha quitado mi derecho.
34:6 ¿He de mentir yo contra mi razón? Dolorosa es mi herida sin haber hecho yo transgresión.
34:7 ¿Qué hombre hay como Job, Que bebe el escarnio como agua,
34:8 Y va en compañía con los que hacen iniquidad, Y anda con los hombres malos?
34:9 Porque ha dicho: De nada servirá al hombre El conformar su voluntad a Dios.
34:10 Por tanto, varones de inteligencia, oídme: Lejos esté de Dios la impiedad, Y del Omnipotente la iniquidad.
34:11 Porque él pagará al hombre según su obra, Y le retribuirá conforme a su camino.
34:12 Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, Y el Omnipotente no pervertirá el derecho.
34:13 ¿Quién visitó por él la tierra? ¿Y quién puso en orden todo el mundo?
34:14 Si él pusiese sobre el hombre su corazón, Y recogiese así su espíritu y su aliento,
34:15 Toda carne perecería juntamente, Y el hombre volvería al polvo.
34:16 Si, pues, hay en ti entendimiento, oye esto; Escucha la voz de mis palabras.
34:17 ¿Gobernará el que aborrece juicio? ¿Y condenarás tú al que es tan justo?
34:18 ¿Se dirá al rey: Perverso; Y a los príncipes: Impíos?
34:19 ¿Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes. Ni respeta más al rico que al pobre, Porque todos son obra de sus manos?
34:20 En un momento morirán, Y a medianoche se alborotarán los pueblos, y pasarán, Y sin mano será quitado el poderoso.
34:21 Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, Y ve todos sus pasos.
34:22 No hay tinieblas ni sombra de muerte Donde se escondan los que hacen maldad.
34:23 No carga, pues, él al hombre más de lo justo, Para que vaya con Dios a juicio.
34:24 El quebrantará a los fuertes sin indagación, Y hará estar a otros en su lugar.
34:25 Por tanto, él hará notorias las obras de ellos, Cuando los trastorne en la noche, y sean quebrantados.
34:26 Como a malos los herirá En lugar donde sean vistos;
34:27 Por cuanto así se apartaron de él, Y no consideraron ninguno de sus caminos,
34:28 Haciendo venir delante de él el clamor del pobre, Y que oiga el clamor de los necesitados.
34:29 Si él diere reposo, ¿quién inquietará? Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará? Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;
34:30 Haciendo que no reine el hombre impío Para vejaciones del pueblo.
34:31 De seguro conviene que se diga a Dios: He llevado ya castigo, no ofenderé ya más;
34:32 Enséñame tú lo que yo no veo; Si hice mal, no lo haré más.
34:33 ¿Ha de ser eso según tu parecer? El te retribuirá, ora rehúses, ora aceptes, y no yo; Di, si no, lo que tú sabes.
34:34 Los hombres inteligentes dirán conmigo, Y el hombre sabio que me oiga:
34:35 Que Job no habla con sabiduría, Y que sus palabras no son con entendimiento.
34:36 Deseo yo que Job sea probado ampliamente, A causa de sus respuestas semejantes a las de los hombres inicuos.
34:37 Porque a su pecado añadió rebeldía; Bate palmas contra nosotros, Y contra Dios multiplica sus palabras.


35:1 Prosiguió Eliú en su razonamiento, y dijo:
35:2 ¿Piensas que es cosa recta lo que has dicho: Más justo soy yo que Dios?
35:3 Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacaré de ello? ¿O qué provecho tendré de no haber pecado?
35:4 Yo te responderé razones, Y a tus compañeros contigo.
35:5 Mira a los cielos, y ve, Y considera que las nubes son más altas que tú.
35:6 Si pecares, ¿qué habrás logrado contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?
35:7 Si fueres justo, ¿qué le darás a él? ¿O qué recibirá de tu mano?
35:8 Al hombre como tú dañará tu impiedad, Y al hijo de hombre aprovechará tu justicia.
35:9 A causa de la multitud de las violencias claman, Y se lamentan por el poderío de los grandes.
35:10 Y ninguno dice: ¿Dónde está Dios mi Hacedor, Que da cánticos en la noche,
35:11 Que nos enseña más que a las bestias de la tierra, Y nos hace sabios más que a las aves del cielo?
35:12 Allí clamarán, y él no oirá, Por la soberbia de los malos.
35:13 Ciertamente Dios no oirá la vanidad, Ni la mirará el Omnipotente.
35:14 ¿Cuánto menos cuando dices que no haces caso de él? La causa está delante de él; por tanto, aguárdale.
35:15 Mas ahora, porque en su ira no castiga, Ni inquiere con rigor,
35:16 Por eso Job abre su boca vanamente, Y multiplica palabras sin sabiduría.

Eliú exalta la grandeza de Dios

36:1 Añadió Eliú y dijo:
36:2 Espérame un poco, y te enseñaré; Porque todavía tengo razones en defensa de Dios.
36:3 Tomaré mi saber desde lejos, Y atribuiré justicia a mi Hacedor.
36:4 Porque de cierto no son mentira mis palabras; Contigo está el que es íntegro en sus conceptos.
36:5 He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie; Es poderoso en fuerza de sabiduría.
36:6 No otorgará vida al impío, Pero a los afligidos dará su derecho.
36:7 No apartará de los justos sus ojos; Antes bien con los reyes los pondrá en trono para siempre, Y serán exaltados.
36:8 Y si estuvieren prendidos en grillos, Y aprisionados en las cuerdas de aflicción,
36:9 El les dará a conocer la obra de ellos, Y que prevalecieron sus rebeliones.
36:10 Despierta además el oído de ellos para la corrección, Y les dice que se conviertan de la iniquidad.
36:11 Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bienestar, Y sus años en dicha.
36:12 Pero si no oyeren, serán pasados a espada, Y perecerán sin sabiduría.
36:13 Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira, Y no clamarán cuando él los atare.
36:14 Fallecerá el alma de ellos en su juventud, Y su vida entre los sodomitas.
36:15 Al pobre librará de su pobreza, Y en la aflicción despertará su oído.
36:16 Asimismo te apartará de la boca de la angustia A lugar espacioso, libre de todo apuro, Y te preparará mesa llena de grosura.
36:17 Mas tú has llenado el juicio del impío, En vez de sustentar el juicio y la justicia.
36:18 Por lo cual teme, no sea que en su ira te quite con golpe, El cual no puedas apartar de ti con gran rescate.
36:19 ¿Hará él estima de tus riquezas, del oro, O de todas las fuerzas del poder?
36:20 No anheles la noche, En que los pueblos desaparecen de su lugar.
36:21 Guárdate, no te vuelvas a la iniquidad; Pues ésta escogiste más bien que la aflicción.
36:22 He aquí que Dios es excelso en su poder; ¿Qué enseñador semejante a él?
36:23 ¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Has hecho mal?
36:24 Acuérdate de engrandecer su obra, La cual contemplan los hombres.
36:25 Los hombres todos la ven; La mira el hombre de lejos.
36:26 He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos, Ni se puede seguir la huella de sus años.
36:27 El atrae las gotas de las aguas, Al transformarse el vapor en lluvia,
36:28 La cual destilan las nubes, Goteando en abundancia sobre los hombres.
36:29 ¿Quién podrá comprender la extensión de las nubes, Y el sonido estrepitoso de su morada?
36:30 He aquí que sobre él extiende su luz, Y cobija con ella las profundidades del mar.
36:31 Bien que por esos medios castiga a los pueblos, A la multitud él da sustento.
36:32 Con las nubes encubre la luz, Y le manda no brillar, interponiendo aquéllas.
36:33 El trueno declara su indignación, Y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.


37:1 Por eso también se estremece mi corazón, Y salta de su lugar.
37:2 Oíd atentamente el estrépito de su voz, Y el sonido que sale de su boca.
37:3 Debajo de todos los cielos lo dirige, Y su luz hasta los fines de la tierra.
37:4 Después de ella brama el sonido, Truena él con voz majestuosa; Y aunque sea oída su voz, no los detiene.
37:5 Truena Dios maravillosamente con su voz; El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
37:6 Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra; También a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales.
37:7 Así hace retirarse a todo hombre, Para que los hombres todos reconozcan su obra.
37:8 Las bestias entran en su escondrijo, Y se están en sus moradas.
37:9 Del sur viene el torbellino, Y el frío de los vientos del norte.
37:10 Por el soplo de Dios se da el hielo, Y las anchas aguas se congelan.
37:11 Regando también llega a disipar la densa nube, Y con su luz esparce la niebla.
37:12 Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la faz del mundo, En la tierra, lo que él les mande.
37:13 Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, Otras por misericordia las hará venir.
37:14 Escucha esto, Job; Detente, y considera las maravillas de Dios.
37:15 ¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto, Y hace resplandecer la luz de su nube?
37:16 ¿Has conocido tú las diferencias de las nubes, Las maravillas del Perfecto en sabiduría?
37:17 ¿Por qué están calientes tus vestidos Cuando él sosiega la tierra con el viento del sur?
37:18 ¿Extendiste tú con él los cielos, Firmes como un espejo fundido?
37:19 Muéstranos qué le hemos de decir; Porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de las tinieblas.
37:20 ¿Será preciso contarle cuando yo hablare? Por más que el hombre razone, quedará como abismado.
37:21 Mas ahora ya no se puede mirar la luz esplendente en los cielos, Luego que pasa el viento y los limpia,
37:22 Viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible.
37:23 El es Todopoderoso, al cual no alcanzamos, grande en poder; Y en juicio y en multitud de justicia no afligirá.
37:24 Lo temerán por tanto los hombres; El no estima a ninguno que cree en su propio corazón ser sabio.

Dios les bendiga

domingo, 30 de agosto de 2009

Arrepentimiento y plegaria del rey David pidiendo purificación

Salmos 51.

51:1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
51:2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
51:3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.
51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.
51:5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.
51:6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
51:7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.
51:8 Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido.
51:9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades.
51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
51:11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.
51:12 Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
51:13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
51:14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia.
51:15 Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.
51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto.
51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
51:18 Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén.
51:19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

Dios les bendiga

sábado, 29 de agosto de 2009

La infinita misericordia y justicia de Dios.

Ezequiel 33.

33:10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos?
33:11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?
33:12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare.
33:13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.
33:14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,
33:15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.
33:16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.
33:17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.
33:18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.
33:19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello.
33:20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

Dios les bendiga

viernes, 28 de agosto de 2009

La cita bíblica más importante de la vida cristiana ...

1a. Corintios 13.

13:1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
13:2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
13:3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
13:5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
13:6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
13:7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
13:8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
13:9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
13:10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
13:11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
13:12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
13:13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

Dios les bendiga

jueves, 27 de agosto de 2009

EL DIABLO TAMBIÉN PUEDE CURAR

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente,
anda alrededor buscando a quien devorar. (1 Ped. 5: 8).

Las falacias de Satanás se están multiplicando hoy en día, y los que se desvían
del sendero de la verdad perderán su estabilidad. No teniendo nada en qué anclar,
andarán a la deriva de un engaño a otro, impulsados por los vientos de doctrinas
extrañas. Satanás ha descendido con gran poder. Muchos serán engañados por
sus milagros.
Se me ha indicado que diga que en el futuro será necesaria una gran vigilancia.
No debe existir la torpeza espiritual en el pueblo de Dios. Los espíritus del mal
procuran activamente controlar las mentes humanas. Los hombres están siendo
reunidos en atados, listos para ser consumidos por los fuegos de los últimos días.
Aquellos que descartan a Cristo y su justicia, aceptarán los engaños que están
inundando al mundo. Los cristianos deben ser sobrios y vigilantes, y resistir
firmemente a su adversario el diablo, quien anda como león rugiente en busca de
alguien a quien devorar. Habrá personas que, sometidas a la influencia de los
espíritus malignos, realizarán milagros. . .
No necesitamos ser engañados. Pronto ocurrirán escenas maravillosas con las
cuales Satanás estará estrechamente relacionado. La Palabra de Dios declara que
Satanás obrará milagros. Hará enfermar a la gente y después quitará
repentinamente de ella su poder satánico. Eso hará que se considere sanados a
los enfermos. Estas obras de curación aparente pondrán a prueba a los
adventistas.*
Si aquellos por medio de quienes se realizan curaciones están dispuestos -en
vista de estas manifestaciones- a excusar su descuido de la ley de Dios, y
prosiguen desobedeciendo, aunque tengan poder en todo sentido, tal cosa no
significa que posean el gran poder de Dios. Por el contrario, es el poder obrador
de milagros del gran engañador. Es un transgresor de la ley moral, y utiliza toda
artimaña posible para enceguecer a los hombres en cuanto a su verdadero
carácter. Se nos ha advertido que en los últimos días obrará con señales y
maravillas mentirosas. Y continuará esas maravillas hasta que termine el tiempo
de gracia, a fin de poder señalarlas como evidencias de que es un ángel de luz y
no de las tinieblas.* 147


¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE!

``Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.``

miércoles, 26 de agosto de 2009

NOÉ

Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo
delante de mí en esta generación. (Génesis 7: 1).

RECIBIREIS PODER
ELENA G. DE WHITE

En los días de Noé, la maldad del mundo llegó a ser tan grande que Dios no podía
soportarla más, y dijo: "Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado"
(Gén. 6: 7). Pero se compadeció de la raza humana, y en su amor proveyó un refugio
para todos los que lo aceptaran. Le dio a Noé el mensaje que debía proclamar a la
gente: "No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre" (Gén. 6: 3).
Se le indicó a Noé que construyera un arca, y que al mismo tiempo predicara que Dios
enviaría un diluvio de agua sobre la tierra para destruir a los impíos. Los que creyeran
el mensaje, y se prepararan para ese acontecimiento mediante el arrepentimiento y la
reforma, recibirían perdón y serían salvos; pero la resistencia continua a los ruegos y
las advertencias del cielo, dadas por su siervo Noé, los separarían de Dios y, como
resultado, la misericordia y el amor infinitos cesarían en sus súplicas.
El Espíritu de Dios continuó luchando con el hombre rebelde hasta que casi expiró el
tiempo estipulado, cuando Noé y su familia entraron al arca, y la mano de Dios cerró la
puerta. El Dios de la misericordia, al dejar el trono de oro, terminó la intercesión por el
pecador culpable.
No todos los hombres de esa generación eran paganos idólatras en el más amplio
sentido de la palabra. Muchos tenían conocimiento de Dios y de su ley; pero no sólo
rechazaron el mensaje del fiel predicador de justicia, sino que utilizaron su influencia
para evitar que otros obedecieran a Dios. A todos les llega el día de prueba y de
decisión. Esa generación tuvo su día de oportunidad y privilegio mientras Noé hacía
resonar la nota de advertencia acerca de la destrucción venidera; pero cedieron sus
mentes al control de Satanás antes que al de Dios, y él los engañó, como lo hizo con
nuestros primeros padres. Les presentó oscuridad y falsedad en lugar de luz y verdad;
y ellos prefirieron sus sofisterías y mentiras, porque les resultaban aceptables al estar
en armonía con sus vidas corruptas; mientras que la verdad, que podría haberlos
salvado, fue rechazada como un error.- Signs of the Times, 1º de abril de 1886. 257

``Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo``

martes, 25 de agosto de 2009

Un buen soldado de Jesucristo

2 Timoteo 2

1 Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
2 Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.
3 Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
4 Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.
5 Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.
6 El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.
7 Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.
8 Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio,
9 en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa.
10 Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
11 Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;
12 Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará.
13 Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.

``Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas``

domingo, 23 de agosto de 2009

EL SUEÑO DE GUILLERMO MILLER

EL SUEÑO DE GUILLERMO MILLER
(Mencionado en la Página 48 y relatado por él mismo. Véase el Apéndice.)
Soñé que Dios, por una mano invisible, me mandó un cofre de curiosa hechura, que
tendría unas diez pulgadas de largo por seis de ancho. Estaba hecho de ébano y de
perlas curiosamente engastadas. Junto al cofre estaba atada una llave. Tomé
inmediatamente esa llave y abrí el cofre, al que, para mi asombro y sorpresa, encontré
lleno de joyas: diamantes, piedras preciosas y monedas de oro y plata, de todo tamaño,
valor y clase, hermosamente ordenados en sus lugares dentro del cofre; y así
colocados reflejaban una gloria y una luz que sólo podían compararse con la del sol.
Pensé que no debía disfrutar solo de este espectáculo maravilloso, aunque mi corazón
rebosaba de gozo frente al esplendor, a la hermosura y al valor del contenido. Lo puse
por lo tanto sobre una mesa en el centro de mi habitación e hice saber que cuantos
quisieran podían venir y ver el espectáculo más glorioso y brillante que hubiese visto
hombre alguno en esta vida.
La gente comenzó a acudir. Al principio eran unos pocos, pero el número fue
aumentando hasta ser una muchedumbre. Cuando miraban por primera vez el interior
del cofre, se admiraban y dejaban oír exclamaciones de gozo. Pero cuando el número
de espectadores aumentó, cada uno se puso a desordenar las joyas, sacándolas del
cofre y desparramándolas sobre la mesa.
Comencé a pensar que el dueño iba a exigir de mi 83 mano la devolución del cofre y de
las joyas; y si toleraba que las esparciesen, jamás podría volver a colocarlas dentro del
cofre; y considerando que nunca podría hacer frente a la inmensa responsabilidad,
empecé a rogar a la gente que no tocase las joyas ni las sacase del cofre; pero cuanto
más les rogaba, tanto más las esparcían; y llegaban hasta a hacerlo por toda la pieza,
sobre el piso y sobre cada mueble.
Vi entonces que entre las joyas y las monedas genuinas se había introducido una
innumerable cantidad de joyas y monedas falsas. Me indignó la conducta vil e ingrata
de la gente, a la cual dirigí reproches; pero cuanto más los reprendía, tanto más
desparramaban joyas y monedas falsas entre las genuinas. Me aire entonces y
comencé a valerme de la fuerza física para empujarlos fuera de la habitación; pero
mientras echaba a una persona, tres más entraban y traían suciedad, como virutas,
arena y toda suerte de basuras, hasta cubrir cada una de las joyas, las monedas y los
diamantes, que quedaron todos ocultos de la vista. También hicieron pedazos el cofre,
y dispersaron los restos entre la basura. Me parecía que nadie consideraba mi pesar ni
mi ira; me desalenté y descorazoné por completo, de manera que me senté a llorar.
Mientras estaba así llorando y lamentándome por la gran pérdida y la gran
responsabilidad que me tocaba, me acordé de Dios, y le pedí fervorosamente que me
mandase ayuda.
Inmediatamente se abrió la puerta, y cuando toda la gente su hubo ido entró un hombre
en la habitación. Tenía una escobilla en la mano; abrió las ventanas y comenzó a
barrer el polvo y la basura de la habitación.
Le grité que tuviese cuidado, porque había joyas preciosas dispersas entre la basura.
84
Me contestó que no temiese, porque él "les prestaría su cuidado."
Después, mientras barría el polvo y la basura, las joyas espurias y las monedas falsas
subieron todas y salieron por la ventana como una nube, y el viento se las llevó. En el
bullicio, cerré los ojos un momento; y cuando los abrí, toda la basura había
desaparecido. Las preciosas joyas, las monedas de oro y plata y los diamantes estaban
desparramados en profusión por toda la pieza. El hombre puso entonces sobre la mesa
un cofre mucho mayor y más hermoso que el primero, y reuniendo a puñados las joyas,
las monedas y los diamantes, los puso en el cofre, hasta que ni uno solo quedó afuera,
a pesar de que algunos de los diamantes no eran mayores que la punta de un alfiler.
Llamándome entonces, me dijo: "Ven y ve."
Mire en el cofre, pero el espectáculo me deslumbraba. Las joyas brillaban diez veces
más que antes. Pensé que habían sido limpiadas en la arena por los pies de aquellos
impíos que las habían desparramado y pisoteado en el polvo. Estaban dispuestas en
hermoso orden dentro del cofre, cada una en su lugar, sin que el hombre que las había
puesto allí se hubiese tomado un trabajo especial. Grité de gozo, y ese grito me
despertó.

PRIMEROS ESCRITOS
ELENA G. DE WHITE

``Misericordia y paz y amor os sean multiplicados``

sábado, 22 de agosto de 2009

UN FAVOR INMERECIDO.

Acuérdate de mí, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo; visítame
con tu salvación. (Sal. 106: 4).

La gracia es un favor inmerecido y el creyente es justificado sin ningún mérito de
su parte, sin ningún derecho que presentar ante Dios. Es justificado mediante la
redención que es en Cristo Jesús, quien está en las cortes del cielo como el
sustituto y la garantía del pecador. Pero si bien es cierto que es justificado por los
méritos de Cristo, no está en libertad de proceder injustamente. La fe obra por el
amor y purifica el alma. La fe brota, florece y da una cosecha de precioso fruto.
Donde está la fe, aparecen las buenas obras. Los enfermos son visitados, se
cuida de los pobres, no se descuida a los huérfanos ni a las viudas, se viste a los
desnudos, se alimenta a los desheredados.
Cristo anduvo haciendo bienes, y cuando los hombres se unen con él, aman a los
hijos de Dios, y la humildad y la verdad guían sus pasos. La expresión del rostro
revela su experiencia y los hombres advierten que han estado con Jesús y que
han aprendido de él. Cristo y el creyente se hacen uno, y la belleza del carácter de
Cristo se revela en los que están vitalmente relacionados con la Fuente de poder y
de amor. Cristo es el gran depositario de la rectitud que justifica y de la gracia
santificante.
Todos pueden acudir a él y recibir su plenitud. El dice: "Venid a mí todos los que
estáis trabajados Y cargados, y yo os haré descansar" (Mat. 11: 28). . . ¿Habéis
estado mirando a Jesús, que es el autor y consumador de vuestra fe? ¿Habéis
estado contemplando a Aquel que está lleno de verdad y de gracia? ¿Habéis
aceptado la paz que sólo Cristo puede dar? si no lo habéis hecho, entonces
rendíos a él y mediante su gracia procurad tener un carácter que sea noble y
elevado. Id en pos de un espíritu constante, resuelto y alegre. Alimentaos de
Cristo, que es el pan de vida, y manifestaréis su gracia de carácter y de espíritu.
MS1 465, 466.
Lo mejor que podáis hacer no merece el favor de Dios, Son los méritos de Jesús
los que os salvarán, su sangre la que os limpiará. -T1 167. 183

LA MARAVILLOSA GRACIA
ELENA G. DE WHITE

``Engrandécete, oh Jehová, en tu poder;Cantaremos y alabaremos tu poderío.``

jueves, 20 de agosto de 2009

LA SALVACIÓN: UNA EXPERIENCIA DIARIA

Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. (1 Cor. 10: 12).


La caída de Pedro no fue instantánea, sino gradual. La confianza propia lo indujo a
creer que estaba salvado, y dio paso tras paso en el camino descendente hasta
que pudo negar a su Maestro. Nunca podemos con seguridad poner la confianza
en el yo, ni tampoco, estando, como nos hallamos, fuera del cielo, hemos de sentir
que nos encontramos seguros contra la tentación. Nunca debe enseñarse a los
que aceptan al Salvador, aunque sean sinceros en su conversión, a decir o sentir
que están salvados. Eso es engañoso. Debe enseñarse a todos a acariciar la
esperanza y la fe, pero aun cuando nos entregamos a Cristo y sabemos que él
nos acepta, no estamos fuera del alcance de la tentación. . . Sólo el que soporte la
prueba, "recibirá la corona de vida" (Sant. 1: 12). . . Los que aceptan a Cristo dicen
en su primera fe: "Soy salvo" están en peligro de confiar en sí mismos. . . Se nos
amonesta: "el que piense estar firme, mire no caiga" (1 Cor. 10: 12). Nuestra única
seguridad está en desconfiar constantemente de nosotros mismos y confiar en
Cristo.*
Hay muchos que profesan seguir a Cristo, pero que nunca llegan a ser cristianos
maduros. Admiten que el hombre está caído, que sus facultades están debilitadas,
que es incapaz de hazañas morales, pero añaden que Cristo ha llevado todas las
cargas, todos los sufrimientos, toda la abnegación, y que están dispuestos a dejar
que él lo lleve todo. Dicen que no hay nada que puedan hacer sino creer; pero dijo
Cristo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz,
y sígame" (Mat. 16: 24). . .
Nunca debemos descansar satisfechos de nuestra condición y cesar de progresar
diciendo: "Estoy salvado". Cuando se fomenta esta idea, cesan de existir los
motivos para velar, para orar, para realizar fervientes esfuerzos a fin de avanzar
hacia logros más elevados. Ninguna lengua santificada pronunciará esas palabras
hasta que venga Cristo y entremos por las puertas de la ciudad de Dios. Entonces,
con plena razón podremos dar gloria a Dios y al Cordero por la liberación eterna. .
. No puede jactarse de la victoria el que se reviste de la armadura, pues tiene
todavía que pelear la batalla y ganar la victoria. El que soporte hasta el fin es el
que será salvo.*

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE!


`Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.`

miércoles, 19 de agosto de 2009

SEAMOS PUROS COMO CRISTO *

Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es
puro. (1 Juan 3: 3.)


Cristo elevará y refinará la mente del hombre, purificándola de toda escoria a fin
de que pueda apreciar el amor incomparable.
Por medio del arrepentimiento, la fe y las buenas obras, él puede perfeccionar un
carácter justo, y reclamar, por los méritos de Cristo, los privilegios de los hijos de
Dios. Los principios de la verdad divina recibidos y atesorados en el corazón, nos
elevarán a alturas de excelencia moral que no nos hubiera sido posible pensar que
alcanzaríamos... "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí
mismo así como él es puro".
La santidad de corazón y la pureza de vida eran los grandes temas de las
enseñanzas de Cristo. En su Sermón del Monte, después de especificar lo que se
debe hacer a fin de ser benditos, y lo que no se debe hacer, dice: "Sed, pues
vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto". La
perfección, la santidad, nada menos que eso, les otorgará el éxito en la aplicación
de los principios que les ha dado. Sin la santidad, el corazón humano es egoísta,
pecaminoso y vicioso. La santidad hará que su poseedor sea fructífero y que
abunda en buenas obras. Nunca se cansará del bien hacer, ni tratará de escalar
posiciones en este mundo, sino que esperará ser elevado por la Majestad del cielo
cuando exalte a sus santificados en su trono... La santidad de corazón producirá
actos rectos.
Así como Dios es puro en su esfera, el hombre ha de ser puro en la suya. Y será
puro si Cristo se forma en su interior, la esperanza de gloria; porque imitará la vida
de Cristo y reflejará su carácter.
La dignidad principesca del carácter cristiano brillará como el sol y los rayos de luz
del rostro de Cristo se reflejarán sobre aquellos que se han purificado a sí mismos
como él es puro.
La pureza del corazón conducirá a la pureza de vida.

DIOS NOS CUIDA
Por ELENA G. DE WHITE

`Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida,el cual está en medio del paraíso de Dios.`

martes, 18 de agosto de 2009

PARA MEDITAR

Apocalipsis
Capítulo 03
3:14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: 3:15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. 3:19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 3:21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 3:22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

TESTIMONIOS SELECTOS TOMO 3
Por ELENA G. DE WHITE

En mi última visión me fue mostrado que este mensaje decidido del Testigo Fiel no ha
cumplido aun el designio de Dios. La gente duerme en sus pecados. Continúa
declarándose rica, y sin necesidad de nada. Muchos preguntan: ¿Por qué se dan todos
estos reproches? ¿Por qué los Testimonios nos acusan continuamente de apostasía y
graves pecados? Amamos la verdad; estamos prosperando; no necesitamos esos
testimonios de amonestación y reproche. Pero miren sus corazones estos
murmuradores y comparen su vida con las enseñanzas prácticas de la Biblia, humillen
sus almas delante de Dios, ilumine la gracia de Dios las tinieblas, y caerán las escamas
de sus ojos y se percatarán de su verdadera pobreza y miseria espirituales. Sentirán la
necesidad de comprar oro, que es la fe y el amor puro; ropa blanca, que es el carácter
inmaculado, purificado en la sangre de su amado Redentor; y colirio, que es la gracia
de Dios, y que les dará un claro discernimiento de las cosas espirituales para descubrir
el pecado. Estas cosas son más preciosas que el oro de Ofir.
Me ha sido mostrado que la mayor razón por la cual los hijos de Dios se encuentran
ahora en este estado de ceguera espiritual, es que no quieren recibir la corrección.
Muchos han despreciado los reproches y amonestaciones a ellos dados. El Testigo Fiel
condena el estado tibio de los hijos de Dios, que da a Satanás gran poder sobre ellos
en este tiempo de espera y vigilancia. 146 Los egoístas, los orgullosos y los amantes
del pecado no son nunca asaltados por dudas. Satanás sabe sugerir dudas e idear
objeciones al testimonio directo que Dios envía, y muchos piensa que es una virtud, un
indicio de inteligencia en ellos ser incrédulos, dudar y argüir. Los que desean dudar
tendrán bastante oportunidad de hacerlo. Dios no se propone suprimir toda ocasión
para la incredulidad. Él da pruebas, que deben ser investigadas cuidadosamente con
una mente humilde y un espíritu susceptible de enseñanza, y todos deben decidir por el
peso de las evidencias.
La vida eterna es de valor infinito y nos costará todo lo que tenemos. Me fue mostrado
que no estimamos debidamente las cosas eternas. Todo lo que es digno de posesión,
aun en este mundo, debe obtenerse mediante esfuerzo y a veces por el sacrificio más
penoso. Y ello es tan sólo para obtener un tesoro perecedero. ¿Estaremos menos
dispuestos a soportar conflictos y trabajos, y a hacer esfuerzos fervientes y grandes
sacrificios, para obtener un tesoro que es dé valor infinito y una vida que se mide con la
del Infinito? ¿Puede el cielo costarnos demasiado?

`He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.`

lunes, 17 de agosto de 2009

LA ARMADURA DE DIOS

Efesios 6

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.

HIJOS E HIJAS DE DIOS
Compilación de los escritos de ELENA G. DE WHITE

Los hijos e hijas de Dios deben mostrar su procedencia celestial. El hombre
grande a la vista de Dios es el que en medio de las multitudes, de los cuidados y
las premuras financieras, mantiene su alma pura, sin mancha de contaminación
mundanal. Al confiar firmemente en Dios por medio de la oración y la fe, el alma
se mantendrá en una independencia moral, y no obstante mantendrá una actitud
bondadosa, amante y delicada. Se resistirán las tentaciones que ofrece el medio
ambiente, se mantendrá la comunión con Dios, y la comunicación entre vuestra
alma y Dios os capacitará para transmitir a otros, mediante vuestras relaciones
sociales, las más exquisitas bendiciones que el cielo os haya concedido . . . En
todos sus procedimientos se advertirá una justicia exacta e imparcial, pero allí no
termina su deber. Dios requiere algo más. El demanda que améis a las almas
como Cristo las amó.- Carta 7, 1883. 274

`Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.`

domingo, 16 de agosto de 2009

viernes, 14 de agosto de 2009

JEREMIAS ES AMENAZADO DE MUERTE

Jeremías 26

1 En el principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo:
2 Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé hablarles; no retengas palabra.
3 Quizá oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad de sus obras.
4 Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros,
5 para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os envío desde temprano y sin cesar, a los cuales no habéis oído,
6 yo pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de la tierra.
7 Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías hablar estas palabras en la casa de Jehová.
8 Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás.
9 ¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová, diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad será asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se juntó contra Jeremías en la casa de Jehová.
10 Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas, y subieron de la casa del rey a la casa de Jehová, y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová.
11 Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.
12 Y habló Jeremías a todos los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: Jehová me envió a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad, todas las palabras que habéis oído.
13 Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros.
14 En lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras manos; haced de mí como mejor y más recto os parezca.
15 Mas sabed de cierto que si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, y sobre esta ciudad y sobre sus moradores; porque en verdad Jehová me envió a vosotros para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.
16 Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado.
17 Entonces se levantaron algunos de los ancianos de la tierra y hablaron a toda la reunión del pueblo, diciendo:
18 Miqueas de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de bosque.(C)
19 ¿Acaso lo mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros tan gran mal contra nuestras almas?
20 Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de Jehová, Urías hijo de Semaías, de Quiriat-jearim, el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra, conforme a todas las palabras de Jeremías;
21 y oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y todos sus príncipes, y el rey procuró matarle; entendiendo lo cual Urías, tuvo temor, y huyó a Egipto.
22 Y el rey Joacim envió hombres a Egipto, a Elnatán hijo de Acbor y otros hombres con él, a Egipto;
23 los cuales sacaron a Urías de Egipto y lo trajeron al rey Joacim, el cual lo mató a espada, y echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo.
24 Pero la mano de Ahicam hijo de Safán estaba a favor de Jeremías, para que no lo entregasen en las manos del pueblo para matarlo.

jueves, 13 de agosto de 2009

LA MISERICORDIA DE JEHOVA

Joel 2

12 Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.
13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.
14 ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios?
15 Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea.
16 Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.
17 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?
18 Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo.
19 Responderá Jehová, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones.
20 Y haré alejar de vosotros al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas.
21 Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas.

FE E INCREDULIDAD

Hebreos
1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos.
3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.


¿Cuánto creemos de corazón? Alléguense a Dios, y Dios se allegará a ustedes.
Esto significa estar mucho con el Señor en oración. Cuando los que se han
ejercitado a sí mismos en el escepticismo y han acariciado la incredulidad, tejiendo
dudas en su experiencia, son convencidas por el Espíritu de Dios, comprenden
que es su deber personal confesar su incredulidad. Abren sus corazones para
aceptar la luz que se les ha enviado y cruzan por fe la línea que separa al pecado
de la rectitud y a la duda de la fe. Se consagran sin reservas a Dios, para seguir la
luz de El en lugar de las chispas de su propia llama. Al mantener su consagración,
percibirá mayor luz y la luz aumentará más y más en brillo casta que el día sea
perfecto.
La incredulidad que se acaricia en el alma tiene un poder hechizante. Las semillas
de duda que han estado sembrando producirán su fruto, pero deben continuar
desenterrando toda raíz, de incredulidad. Cuando estas plantas venenosas son
arrancadas, dejan de crecer por falta de alimento en palabra y acción. El alma
necesita que las preciosas plantas de la fe y el amor sean plantadas en el terreno
del corazón y se entronicen allí.

FE Y OBRAS
Sermones y artículos por ELENA G. DE WHITE


`Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.`

miércoles, 12 de agosto de 2009

LA ESPERANZA DE LA SEGUNDA VENIDA

Apoc. 22: 20


El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí,
ven, Señor Jesús.


La venida del Señor ha sido en todo tiempo la esperanza de sus verdaderos
discípulos. La promesa que hizo el Salvador al despedirse en el Monte de las
Olivas, de que volvería, iluminó el porvenir de sus discípulos al llenar sus
corazones de una alegría y una esperanza que las penas no podían apagar ni las
pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las persecuciones, "la manifestación
gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" era la "esperanza
bienaventurada". Cuando los cristianos de Tesalónica, agobiados por el dolor,
enterraban a sus amados que habían esperado vivir hasta ser testigos de la
venida del Señor, Pablo, su maestro, les recordaba la resurrección, que había de
verificarse cuando viniese el Señor. Entonces los que hubiesen muerto en Cristo
resucitarían, y juntamente con los vivos serían arrebatados para recibir a Cristo en
el aire. "Y así -dijo- estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos
a los otros con estas palabras" (1 Tes. 4: 16-18). . .
Desde la cárcel, la hoguera y el patíbulo, donde los santos y los mártires dieron
testimonio de la verdad, llega hasta nosotros a través de los siglos la expresión de
su fe y esperanza. Estando "seguros de la resurrección personal de Cristo, y, por
consiguiente, de la suya propia, a la venida de Aquel -como dice uno de estos
cristianos-, ellos despreciaban la muerte y la superaban" (Daniel T. Taylor, The
Reign of Christ on Earth or the Voice of the Church in all Ages, pág. 33). Estaban
dispuestos a bajar a la tumba, a fin de que pudiesen "resucitar libertados".
Esperaban al "Señor que debía venir del cielo entre las nubes con la gloria de su
Padre", "trayendo para los justos el reino eterno". Los valdenses acariciaban la
misma fe. Wiclef aguardaba la aparición del Redentor como la esperanza de la
iglesia (Id., págs. 54, 129-134).
En la isla peñascosa de Patmos, el discípulo amado oyó la promesa: "Ciertamente
vengo en breve". Y su anhelante respuesta expresa la oración que la iglesia
exhaló durante toda su peregrinación: ¡"Ven, Señor Jesús"! (Apoc. 22: 20).

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE!


`El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.`

martes, 11 de agosto de 2009

CUANDO JESÚS NACIÓ

Mateo 2

1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,
2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.

El Rey de gloria descendió muchísimo para asumir la humanidad; y los ángeles,
que habían sido testigos de su esplendor en las cortes celestiales, cuando era
adorado por todas las huestes del cielo, se desilusionaron al descubrir que su
divino Comandante ocupaba un puesto que implicaba tan profunda humillación.
Los judíos se habían separado tanto de Dios por causa de sus malas obras, que
los ángeles no les podían transmitir las nuevas del advenimiento del niño
Redentor. Dios eligió a los sabios de Oriente para que cumplieran su voluntad...
La aparición desusada de una estrella grande y brillante, Que nunca habían visto
antes, y que aparecía como una señal en los cielos, atrajo su atención. No
tuvieron el privilegio de escuchar la proclamación de los ángeles a los pastores.
Pero el Espíritu de Dios los impulsó a buscar al Visitante celestial que había
venido a este mundo caído. Los sabios enderezaron su rumbo en la dirección en
que la estrella parecía conducirlos. Al acercarse a la ciudad de Jerusalén, la
estrella se envolvió en tinieblas, y no los guió más. Llegaron a la conclusión de
que los judíos no podían ignorar el gran acontecimiento de la llegada del Mesías;
de modo que comenzaron a inquirir al respecto en las proximidades de Jerusalén.
Los sabios se sorprendieron al verificar que no había un interés especial con
respecto al tema de la venida del Mesías. . . Cuando abandonaron Jerusalén, ya
no abrigaban tanta confianza y esperanza como cuando llegaron. Se maravillaban
de que los judíos no tuvieran interés ni manifestaran gozo frente a la perspectiva
del gran acontecimiento de la venida del Cristo.
Las iglesias de nuestro tiempo están buscando la grandeza mundana y están tan
poco dispuestas a ver la luz de las profecías y a recibir la evidencia de su
cumplimiento, que muestran que Cristo muy pronto vendrá, como los judíos con
respecto a su primer advenimiento. Esperaban el reino temporal y triunfante del
Mesías en Jerusalén. Los profesos cristianos de nuestra época esperan la
prosperidad temporal de la iglesia, manifestada en la conversión del mundo, y el
gozo del milenio temporal.*

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE!

`Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán.`

lunes, 10 de agosto de 2009

LA LECCIÓN DE BELÉN

Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y
aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le
esperan. (Heb. 9: 28).



Cuando se produjo el primer advenimiento de Cristo, los sacerdotes y los fariseos
de la ciudad santa, a quienes fueran confiados los oráculos de Dios, habrían
podido discernir las señales de los tiempos y proclamar la venida del Mesías
prometido. La profecía de Miqueas señalaba el lugar de su nacimiento. (Miq. 5: 2.)
Daniel especificaba el tiempo de su advenimiento. (Dan. 9: 25.) Dios había
encomendado estas profecías a los caudillos de Israel; no tenían pues excusa por
no saber que el Mesías estaba a punto de llegar y por no habérselo dicho al
pueblo. Su ignorancia era resultado de culpable descuido. . . Todo el pueblo
debería haber estado velando y esperando para hallarse entre los primeros en
saludar al Redentor del mundo. En vez de todo esto, vemos, en Belén, a dos
caminantes cansados que vienen de los collados de Nazaret, y que recorren toda
la longitud de la angosta calle del pueblo hasta el extremo este de la ciudad,
buscando en vano lugar de descanso y abrigo para la noche. Ninguna puerta se
abre para recibirlos. En un miserable cobertizo para el ganado, encuentran al fin
un refugio, y allí fue donde nació el Salvador del mundo. . .
No hay señales de que se espere a Cristo ni preparativos para recibir al Príncipe
de la vida. Asombrado, el mensajero celestial está a punto de volverse al cielo con
la vergonzosa noticia, cuando descubre un grupo de pastores que están cuidando
sus rebaños durante la noche, y que al contemplar el cielo estrellado, meditan en
la profecía de un Mesías que debe venir a la tierra y anhelan el advenimiento del
Redentor del mundo. Aquí tenemos un grupo de seres humanos preparados para
recibir el mensaje celestial. Y de pronto aparece el ángel del Señor proclamando
las buenas nuevas de gran gozo...
¡Oh! ¡Qué lección encierra esta maravillosa historia de Belén! ¡Qué reconvención
para nuestra incredulidad, nuestro orgullo y amor propio! ¡Cómo nos amonesta a
que tengamos cuidado, no sea que por nuestra criminal indiferencia, nosotros
también dejemos de discernir las señales de los tiempos, y no conozcamos el día
de nuestra visitación!*

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE!

`Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos`

domingo, 9 de agosto de 2009

LA PRIMERA VENIDA DE JESÚS

Gál. 4: 4, 5
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,. . . para queredimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción dehijos.

El Rey ya viene

La venida del Salvador había sido predicha en el Edén. Cuando Adán y Evaoyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese pronto. Dierongozosamente la bienvenida a su primogénito, esperando que fuese el Libertador.Pero el cumplimiento de la promesa tardó. Los que la recibieron primero, murieronsin verlo. Desde los días de Enoc, la promesa fue repetida por medio de lospatriarcas y los profetas, manteniendo viva la esperanza de su aparición, y sinembargo no había venido. La profecía de Daniel revelaba el tiempo de suadvenimiento, pero no todos interpretaban correctamente el mensaje. Transcurrióun siglo tras otro, y las voces de los profetas cesaron. La mano del opresorpesaba sobre Israel, y muchos estaban listos para exclamar: "Se van prolongandolos días, y desaparecerá toda visión" (Eze. 12: 22).Pero, como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitosde Dios no conocen premura ni demora. Por los símbolos de las densas tinieblas yel horno humeante, Dios había anunciado a Abrahán la servidumbre de Israel enEgipto, y había declarado que el tiempo de su estada allí abarcaría cuatrocientosaños. "Después de esto -dijo Dios- saldrán con gran riqueza" (Gen. 15: 14). Ycontra esta palabra se empeñó en vano todo el poder del orgulloso imperio de losfaraones. "En el mismo día" señalado por la promesa divina, "todas las huestes deJehová salieron de la tierra de Egipto" (Exo. 12: 41). Así también fue determinadaen el concilio celestial la hora en que Cristo había de venir; y cuando el gran relojdel tiempo marcó aquella hora, Jesús nació en Belén."Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo". LaProvidencia había dirigido los movimientos de las naciones, así como el flujo yreflujo de impulsos e influencias de origen humano, a tal punto que el mundoestaba maduro para la llegada del Libertador. . .Entonces vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Nadie,excepto Cristo, puede amoldar de nuevo el carácter que ha sido arruinado por elpecado. Él vino para expulsar a los demonios que habían dominado la voluntad.Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácterque había sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria.*
¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE!

`Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.`

jueves, 6 de agosto de 2009

PARA MEDITAR

Salmos 24

1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.
2 Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.


EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES
Por ELENA G. DE WHITE

Es obra de Satanás llenar los corazones humanos de duda. Los induce a
mirar a Dios como un Juez severo. Los tienta a pecar, y luego a
considerarse demasiado viles para acercarse a su Padre celestial o para
despertar su compasión. El Señor comprende todo esto. Jesús asegura a
sus discípulos la simpatía de Dios hacia ellos en sus necesidades y
debilidades. No se exhala un suspiro, no se siente un dolor, ni ningún
agravio atormenta el alma, sin que haga también palpitar el corazón del
Padre.
La Biblia nos muestra a Dios en un lugar alto y santo, no en un estado
de inactividad, ni en silencio y soledad, sino rodeado por diez mil
veces diez millares y millares de millares de seres santos, todos
dispuestos a hacer su voluntad. Por conductos que no podemos discernir
está en activa comunicación con cada parte de su dominio. Pero es en el
grano de arena de este mundo, en las almas por cuya salvación dio a su
Hijo unigénito, donde su interés y el interés de todo el cielo se
concentran. Dios se inclina desde su trono para oír el clamor de los
oprimidos. A toda oración sincera, él contesta: "Aquí estoy." Levanta al
angustiado y pisoteado. En todas nuestras aflicciones, él es afligido.
En cada tentación y prueba, el ángel de su presencia está cerca de
nosotros para librarnos.

DIOS LES BENDIGA

martes, 4 de agosto de 2009

PARA MEDITAR

Isaias 53

5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

La Crucifixión - 12EL HIJO de Dios fue entregado al pueblo para que lo crucificara. Con gritos de triunfose llevaron al Salvador. Estaba débil y abatido por el cansancio y dolor y la sangreperdida por los azotes y golpes que había recibido. Sin embargo, le cargaron a cuestasla pesada cruz en que pronto le clavarían. Jesús desfalleció bajo el peso. Tres veces lepusieron la cruz sobre los hombros, y otras tres cayó. A uno de sus discípulos, que noprofesaba abiertamente la fe de Cristo y que, sin embargo, creía en él, lo tomaron y lepusieron encima la cruz para que la llevase al lugar del suplicio. Huestes de ángelesestaban alineadas en el aire sobre aquél lugar.Algunos discípulos de Jesús le siguieron hasta el Calvario tristes y llorandoamargamente. Recordaban su triunfal entrada en Jerusalén pocos días antes, cuandole habían acompañado gritando: "¡Hosanna en las alturas!" extendiendo sus vestidurasy hermosas palmas por el camino. Se habían figurado que iba entonces a posesionarsedel reino y regir a Israel como príncipe temporal. ¡Cuán otra era la escena! ¡Cuánsombrías las perspectivas! No con regocijo ni con risueñas esperanzas, sino con elcorazón quebrantado por el temor y el desaliento seguían ahora lentamente yentristecidos al que, lleno de humillaciones y oprobios, iba a morir.Allí estaba la madre de Jesús con el corazón transido de una angustia como nadie másque una madre amorosa puede sentir. Sin embargo, también esperaba, lo mismo quelos discípulos, que Cristo obrase algún estupendo milagro para librarse de losverdugos. No podía soportar el pensamiento de que él consintiese a ser crucificado.Pero, después de hechos los preparativos, 79 fue extendido Jesús sobre la cruz.Trajeron los clavos y el martillo. Desmayó el corazón de los discípulos. La madre deJesús quedó postrada por insufrible agonía. Antes de que el Salvador fuese clavado enla cruz, los discípulos le apartaron de aquel lugar, para que no oyese el chirrido de losclavos al atravesar los huesos y la carne de los delicados pies y manos de Cristo, quienno murmuraba, sino que gemía agonizante. Su rostro estaba pálido y gruesas gotas desudor le bañaban la frente. Satanás se regocijaba del sufrimiento que afligía al Hijo deDios, y sin embargo, recelaba que hubiesen sido vanos sus esfuerzos para estorbar elplan de salvación, con lo que habría de perder su dominio y quedar finalmentedestruído.

DIOS LES BENDIGA

lunes, 3 de agosto de 2009

PARA MEDITAR

Mateo 25
6 Y a la medianoche se oyó un clamor: !!Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

DOS CLASES DE PERSONAS ESPERAN AL SEÑOR

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino(Salmos 119: 105.)Las dos clases de personas que esperaban representan dos clases que profesan estaresperando a su Señor. Se las llama vírgenes porque profesan una fe pura. Laslámparas representan la Palabra de Dios. El salmista dice: "Lámpara es a mis pies tupalabra, y lumbrera a ni camino". El aceite es un símbolo del Espíritu Santo. Así serepresenta el Espíritu en la profecía de Zacarías. . . "He mirado, y he aquí uncandelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima delcandelabro, y siete tubos para las lámpara que están encima de él; y junto a él dosolivos. . . " (Zacarías 4: 2, 3).Procedente de las dos olivas, corría el áureo aceite por los tubos hacia el recipiente delcandelero, y luego hacia las lámpara de oro que iluminaban el santuario. Así tambiénde los seres santos que están en la presencia de Dios, su Espíritu es impartido a losinstrumentos humanos que están consagrados a su servicio. La misión de los dosungidos es comunicar al pueblo de Dios que sólo la gracia celestial puede hacer de suPalabra una lámpara para los pies y una luz para el sendero. "No con ejército, ni confuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Zacarías 4: 6).En la parábola todas las vírgenes salieron a recibir al esposo. Todas tenían lámparas yvasijas para aceite. Por un tiempo parecía no haber diferencia entre ellas. Tal ocurrecon la iglesia que vive precisamente antes de la segunda venida de Cristo. Todostienen el conocimiento de las Escrituras. Todos han oído el mensaje de la prontavenida de Cristo, y esperan confiadamente su aparición. Pero así como ocurrió en laparábola, ocurre hoy en día. Interviene un tiempo de espera, la fe es probada; y cuandose oye el clamor. "¡Aquí viene el esposo!" (S. Mateo 25: 6). . . muchos no están listos.No tienen aceite en sus vasijas para las lámparas. Están destituidos del Espíritu Santo.. .La teoría de la verdad, cuando no va acompañada del Espíritu Santo, no puede avivarel alma o santificar el corazón. Uno puede estar familiarizado con los mandamientos ylas promesas de la Biblia, pero a menos que el Espíritu de Dios grabe la verdad, elcarácter no será transformando. Sin la iluminación del Espíritu, los hombres no podrándistinguir la verdad del error, y caerán bajo las tentaciones maestras de Satanás. . .Pero el carácter es intransferible. Ningún hombre puede creer por otro. Ningún hombrepuede recibir el Espíritu por otro. Nadie puede impartir a otros el carácter que es el frutode la obra del Espíritu. -Palabras de vida del gran Maestro, págs. 336-339. 203

BENDICIONES

domingo, 2 de agosto de 2009

PARA MEDITAR

Salmos 119
9 ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.

EL HOGAR CRISTIANO
Por ELENA G. DE WHITE

Los padres como jardineros.-
El Señor ha confiado a los padres una obra solemne y sagrada. Han de cultivar
cuidadosamente el suelo del corazón. Pueden ser así colaboradores con Dios. El
espera de ellos que guarden y atiendan cuidadosamente al jardín constituido por
el corazón de sus hijos. Han de sembrar la buena simiente y quitar toda mala
hierba. Es necesario eliminar todo defecto del carácter, toda mala disposición;
porque si se les permite subsistir, mancillarán la belleza del carácter.*
Padres, vuestro hogar es el primer campo en el que sois llamados a trabajar. Las
preciosas plantas que hay en el jardín del hogar exigen vuestro primer cuidado.
Habéis sido designados para velar por las almas como quienes han de dar cuenta.
Considerad cuidadosamente vuestra obra, su naturaleza, su orientación y sus
resultados.*
Tenéis ante vuestra puerta un terrenito que cultivar, y Dios os tendrá por
responsables de esta obra que confió a vuestras manos.*
El cuidado del jardín.-
Prevalece en el mundo la tendencia a dejar a los jóvenes seguir la inclinación
natural de su propia mente. Y los padres dicen que si los jóvenes son muy
desenfrenados en su adolescencia se corregirán más tarde, y que cuando tengan
dieciséis o dieciocho años razonarán por su cuenta, abandonarán sus malos
hábitos y llegarán por fin a ser hombres y mujeres útiles. ¡Qué error! Durante años
permiten que el enemigo siembre en el jardín del corazón; 180 permiten que se
desarrollen en él malos principios, y en muchos casos todo el trabajo que se haga
para cultivar ese terreno no servirá para nada....
Algunos padres han dejado a sus hijos adquirir malas costumbres, cuyos rastros
podrán verse a través de toda la vida. Los padres son responsables de este
pecado. Esos hijos pueden profesar ser cristianos, pero sin una obra especial de
la gracia en el corazón y una reforma cabal en la vida, sus malas costumbres
pasadas se advertirán en toda su experiencia y manifestarán precisamente el
carácter que sus padres les permitieron adquirir.*

BENDICIONES.