jueves, 20 de diciembre de 2012

Ernie Knoll - Eventos finales y la primera cena

EVENTOS FINALES Y LA PRIMERA CENA

12 de diciembre de 2012
por Ernie Knoll




En mi sueño, estoy en algo que parece ser un pasillo de vidrio, largo y abovedado. Cuando miro por el lado de la pared transparente, veo la belleza de muchas estrellas y formas de muchos colores que parecen nubes. Ahora escucho a mi izquierda un caballo galopando y el sonido de una trompeta. Al mirar por la abertura hacia lo que sé es el Orión, veo un caballo blanco que corre muy velozmente hacia mí. Un ángel está montado sobre el caballo, y viene inclinado hacia el lado derecho, junto a la crin del caballo. Con la mano izquierda está aferrado de la crin, y en la derecha tiene una trompeta dorada muy larga. Mientras el caballo corre hacia mí por el pasillo a una velocidad impresionante, el ángel toca la trompeta. Sé que el sonido de la trompeta anuncia algo que está por acontecer. El sonido sigue y se torna más fuerte.
Rápida y repentinamente, el caballo se detiene delante de mí. Inmediatamente, el ángel se desmonta por el lado izquierdo del caballo, recuesta la trompeta contra el costado del caballo, y da la vuelta hacia el lado derecho, donde estoy parado. Me dice que me prepare para el gran mensajero, porque el que yo llamo el Heraldo ha sido enviado con un mensaje que debe ser compartido, y se me dirá cuándo debo compartirlo. Nuevamente, el ángel dice que me prepare para el gran mensajero, porque trae un mensaje del Padre celestial que Él pronunció desde su trono.
El ángel coloca su mano derecha sobre mi hombro izquierdo, me llama por mi nombre celestial y vuelve a decir que me prepare para el gran mensajero. Se da vuelta, va hacia mi lado derecho y señala hacia el cielo. Veo al Heraldo delante de una mesa en un salón muy grande. Sobre la mesa veo mapas, muchas hojas de papel, planos y libros. Observo mientras él enrolla los mapas, amontona las hojas de papel y las pone en cierto orden. Entonces enrolla los planos. Cuando comienza a colocar los mapas, planos, montones de papel y libros en sus brazos, son tantos que pide que otros que están cerca le ayuden a recoger el resto de los mapas, planos, papeles y libros.
Una vez recogidos todos los artículos, el Heraldo se detiene para asegurarse de que no ha dejado atrás ni un solo mensaje que le fue dado. Yo sé que este gran mensajero es el que reemplazó a Satanás, y ahora ocupa el sitio más cercano al trono de Dios. Este ángel, el que pidió que lo llamase el Heraldo y el que siempre me dice que el único nombre que merece ser mencionado es el de Jesús, es el ángel llamado Gabriel. Llevando todos los artículos que estaban sobre la mesa, él y los otros ángeles salen por la puerta del salón.
Entonces, el ángel anunciador, el que anunció la llegada del Heraldo, me informa que hay algo que debe mostrarme. Toca mi mano derecha e instantáneamente me encuentro en la extensión del espacio. Veo un fondo muy oscuro, que constituye el hoyo donde está la tierra. El ángel me dice que observe atentamente, porque se me mostrarán cosas simbólicas, pero que acontecen literalmente. Ahora veo a seis ángeles iluminados muy claramente que traen una trompeta muy larga de oro puro. Hay tres ángeles a cada lado de la trompeta, la cual es del tamaño de varios vagones de un tren. Una vez que la trompeta está en su lugar, los mismos seis ángeles colocan una segunda trompeta dentro de la primera trompeta. Una vez que esta trompeta está en su lugar, los mismos seis ángeles colocan una tercera trompeta dentro de la segunda. Los ángeles repiten este proceso con tres trompetas más. Ya han colocado seis trompetas. Comprendo que esto simboliza lo que ya se ha cumplido.
Ahora, el ángel anunciador dice que debe mostrarme el siguiente mensaje. Nuevamente, estoy mirando hacia el Orión. Veo a los mismos seis ángeles colocando una séptima trompeta en su lugar. Cada trompeta ha sido colocada de manera que la boquilla mira hacia el Orión, y el pabellón apunta hacia la tierra. El ángel me dice que observe con atención. Ahora veo al Heraldo atravesar el Orión con sus ángeles asistentes, quienes le siguen más atrás, y todos entran por la boquilla de la trompeta. El ángel me dice que observe el pabellón de la trompeta. De repente, de la trompeta salen sonidos tremendos de un instrumento de metal. Es como si las bocinas de mil trenes sonasen de una vez. Casi parece que el Heraldo y los ángeles están causando el sonido, porque están atravesando la trompeta con tanta rapidez. De repente, veo al Heraldo salir por el pabellón de la trompeta. Trae los mapas, planos, papeles y libros. Los otros ángeles le siguen con el resto de los artículos. Se me hace entender que la séptima trompeta todavía no está lista para ser colocada con las otras, porque no se ha cumplido completamente.
El sueño cambia, y ahora estoy mirando una pradera muy grande y muy verde con hierba alta y un sinnúmero de corderitos. Algunos corren y juegan, otros pastan, y algunos están ovillados y dormidos. Un riachuelo serpentea a lo largo de la pradera. A lo lejos veo a un hombre caminando junto al riachuelo. Está vestido de un manto blanco largo; su cabello es ondeado y le llega a los hombros. En la mano derecha tiene una vara de pastor, y en la izquierda un callado recto. Le oigo hablar suavemente a los corderitos. Desde lejos, veo que se da vuelta y comienza a caminar hacia mí. Cuando se acerca, reconozco que es Jesús. [Salmo 23:1-4] Quiero correr hacia Él, pero el ángel me dice que espere. Cuando Jesús llega adonde estoy, lo abrazo y le digo cuánto he extrañado caminar con Él, y le pregunto por qué había pasado tanto tiempo. Me sonríe y dice que Él está conmigo todos los días.
Jesús revela que los mensajes de este sueño comenzaron hace meses, en febrero de 2012. Sin embargo, había un motivo por el cual yo no debía compartir cada mensaje individualmente, sino como un solo sueño largo. Entonces, Jesús me dice que ciertos eventos que vemos acontecer ocurrirán con mayor frecuencia. Me enfatiza que muchísimos se están extraviando como resultado de los obstáculos que Satanás coloca en su camino, tales como enseñanzas erróneas sobre las siete trompetas. Me presentó una ilustración muy clara, y siguió explicando que muchísimos malgastan su tiempo en busca de nuevas ideas que van en contra de lo que ya se ha revelado. Me recuerda que se nos ha mandado a prepararnos para la gran batalla que está por acontecer. Satanás y su ejército están haciendo todo lo que pueden para lograr que el pueblo de Dios se extravíe en su camino hacia el cielo.
Jesús toma mi mano derecha y comenzamos a caminar por la pradera. Me dice que tome nota que sus ovejas le obedecen por amor, no por temor. También me dice que tome nota que todos son corderitos. Entonces, me dice, “Tal como está escrito te digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.” [Mateo 18:3] Los niños son más dóciles y tienden a escuchar y obedecer; sin embargo, los adultos tienen costumbres muy arraigadas y no están tan dispuestos a aceptar los mensajes de la verdad que se les presentan. Jesús vuelve a decir que a menos que seamos como niñitos, jamás entraremos en el reino de los cielos.1
De repente, escucho un canto llamado “Su Oveja Soy.” Los que cantan no son ángeles, ni tampoco es un coro. Me doy vuelta y veo a una multitud de niños cantando. Están divididos en dos grupos. Un grupo está parado a la derecha, y el otro a la izquierda. Cada niño viste un manto blanco. El borde de cada manto parece tener una luz muy brillante. Comprendo que éstos son niños inocentes, sin pecado, antes de la edad de responsabilidad. Cuando cantan el coro, los grupos de la izquierda y la derecha se turnan. Éstas son las palabras que oigo:

Su Oveja Soy

Por las aguas tranquilas me apacienta Jesús;
Ambos andamos al atardecer.
Sus ovejas Él cuida
Con amor y atención; su oveja soy.
Coro:
Grupo de la izquierda: Manantial,
Grupo de la derecha: En el valle;
Grupo de la izquierda: Pastos hay,
Grupo de la derecha: En el monte,
Ambos grupos: Por la tarde voy con mi Jesús.

Grupo de la izquierda: Zarzas mil,
Grupo de la derecha: Por el valle;
Grupo de la izquierda: Hay dolor,
Grupo de la derecha: Por el monte,
Ambos grupos: Paso a paso con Jesús.*

Cuando termina el canto, Jesús dice que Él dio todo por sus hijos. Él ha enviado mensajes a su pueblo. Los que estén dispuestos a escuchar su voz tendrán agua fresca y pastos verdes. Ellos recibirán su dirección, protección y consuelo. Aquéllos que caminen en contra de los mensajes sufrirán la ira de Dios.
El primer tema que se me permite compartir ahora me fue revelado por primera vez en febrero de 2012. El Heraldo me muestra a Eva en el Jardín del Edén. Ella acaba de transgredir el mandato de no comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. El Heraldo explica que a causa de su pecado, se le mandó a seguir la dirección espiritual de su esposo. Eso se aplicaría a todas las casadas desde ese día en adelante, con tal que la dirección del esposo estuviese de acuerdo con la voluntad de Dios. “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor”. Colosenses 3:18. El Heraldo también explica que ellas seguirán siendo iguales dentro del matrimonio, y que la esposa no debe estar bajo la dictadura del esposo. Nótese, por favor, que “Cuando los maridos exigen de sus esposas una sumisión completa, declarando que las mujeres no tienen voz ni voluntad en la familia, sino que deben permanecer sujetas en absoluto, colocan a sus esposas en una condición contraria a la que les asigna la Escritura”. [El Hogar Cristiano, p. 101] “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia… y la mujer respete a su marido”. Efesios 5:25, 33.
El Heraldo sigue diciendo que pronto veremos asociaciones Adventistas del Séptimo Día que no obedecerán el mandato de Dios que sólo hombres deben dirigir como pastores ordenados. Me dice que al ordenar mujeres para servir como pastoras, la iglesia quebrantará los mandatos de Dios.2 Junto con esto, veremos la aceptación de la homosexualidad dentro de la organización Adventista del Séptimo Día.3 Llamándome por mi nombre celestial, el Heraldo revela que estas decisiones, junto con la acumulación de la apostasía y el espiritismo dentro de la iglesia de Dios, conducirán a la cadena de eventos que provocarán un clamor por la observancia del domingo.
Ahora se me permite compartir lo que ocurrirá en el futuro a los que condenan los mensajes y los mensajeros de Dios. Sin embargo, no hemos de saber cuándo estas cosas acontecerán. Pronto Dios mandará a derramar las copas de su ira. Jesús explica que hay un viento de doctrina que dice que la destrucción venidera causada por la ira de Dios forma parte de las siete trompetas. Sin embargo, el sonido de las trompetas se refiere a batallas religiosas y políticas. Un sonido de trompeta también puede representar una advertencia o anuncio. Las copas simbolizan la destrucción de Dios que purifica.
Jesús señala hacia el cielo azul oscuro y veo las siguientes palabras en letras de un rojo oscuro, grandes y marcadas. “Las copas derramadas por orden de Dios constituirán una ruina asoladora”, una destrucción abrumadora.4
Entonces, Jesús le pide al Heraldo que me enseñe lo que se le ha pedido que me muestre. Con el Heraldo de pie detrás de mí, Jesús explica lo siguiente. Debido a las instrucciones con las cuales los Adventistas del Séptimo Día han sido favorecidos, aquéllos que no sean fieles a esa luz no deben sorprenderse cuando se les obligue mirar hacia la oscuridad del occidente para ver a su maestro y señor. Refiriéndose a esos infieles, ahora Jesús declara solemnemente, “Os digo hoy, que sus lenguas se atrofien y sequen en sus bocas. Con el pesar que sienten ahora, que sus lágrimas corran de sus ojos como ácido que disuelva sus ojos y la piel de sus rostros.5 Que sus rodillas desfallezcan cuando caigan postrados al suelo y adoren al sol del poniente, el que una vez ocupó el puesto de portador de luz. Sepan que se enfrentan a la senda de la oscuridad.6 Aquéllos hijos que han creído y caminado en la fe verdadera, sin poder ver la senda por la cual andaban, mirarán hacia el oriente, al fulgor del Hijo, y serán salvos”.7
Jesús coloca mi mano en la mano del Heraldo y le vuelve a pedir que me enseñe las cosas que se le ha pedido mostrarme. Me dice que lo que se me va a mostrar es lo que he visto muchas veces durante muchos meses. Se repite para aclarar y verificar.
Jesús sonríe y con una expresión especial en su rostro hace una pausa y dice, ¡“Ve con los ángeles”! Cuando dice eso, inmediatamente recuerdo el sueño, “El Padrenuestro”, en el cual la esposa le dice a su esposo que “vaya con los ángeles”. Recuerdo tantas veces que Jesús ha dicho que si necesitamos ángeles, debemos pedirlos, y serán enviados. Sin embargo, sé que ha dicho que Él siempre está con nosotros.
Tomándome de la mano, el Heraldo y yo nos hallamos en el espacio, acercándonos a la nebulosa del Orión. Detrás de la nebulosa, hay una abertura hacia un túnel largo y estrecho que se abre al llegar al reino de Dios. A la distancia, se divisa perfectamente la Ciudad Santa. Al mirar su belleza perfecta, aun desde lejos, escucho la voz de Dios, tal como la he escuchado antes. Se asemeja a una poderosa catarata, a un riachuelo y a un hilito de agua, todo a la vez. Dios dice, “He observado que mi iglesia se ha degradado de mi plan. He observado que los cultos para adorarme se han tornado irreverentes, y que han llenado mis atrios terrenales con toda clase de maldad posible. Muchos ya no me adoran, sino que adoran al que gobierna la tierra. Ese gobernante de la tierra manda a quienes él ha engañado a adorar de una manera profana. He visto cómo han transgredido mis mandatos. Si continúa la transgresión, les he prometido a los que sirven como dirigentes en mi iglesia lo que voy a hacer. Volveré a derramar lo que he derramado antes”.
Ahora, el Heraldo y yo volvemos por la abertura y rápidamente nos acercamos de nuevo a la tierra azul. Ahora estamos unos centenares de metros sobre lo que sé es el antiguo Sanatorio de Battle Creek. Observo que muchos ángeles bajan del cielo. Comienzan a derramar sobre el Sanatorio de Battle Creek copas con un líquido puro, espeso y dorado.8
Mientras veo arder esa estructura grande, sé que ningún invento humano sería capaz de calmar las llamas de la ira de Dios. Ahora subo más alto por el aire y veo que la tierra gira rápidamente. Todos los planetas parecen moverse a lo largo de una trayectoria preparada con anterioridad. Entonces, disminuye la velocidad de todo lo que veo y volvemos a descender. Nuevamente, el Heraldo y yo estamos en el aire a unos centenares de metros sobre Battle Creek, Michigan. Los ángeles se acercan a la casa editora Review and Herald y derraman sobre ella el mismo líquido.
El Heraldo me dice que debe mostrarme otro ejemplo. Me toma de la mano derecha, y ahora me encuentro parado en un monte, junto a un camino rocoso. Veo a un hombre y a tres mujeres caminando por el sendero que sube desde una ciudad en el valle. Visten ropas de los tiempos del Antiguo Testamento. El Heraldo me explica que estoy viendo a Lot, a su esposa y a sus dos hijas saliendo de Sodoma, tal como los ángeles les mandaron.
Ahora, el Heraldo me llama la atención a algo que parece un enjambre de abejas, pero sé que son ángeles que descienden rápidamente sobre la ciudad de Sodoma. El Heraldo le pide a uno de los ángeles que venga para mostrarme su recipiente, que es igual al que los otros ángeles tienen. Cuando miro adentro, veo algo que se parece al mismo líquido que los ángeles usaron para los incendios en Battle Creek. Me doy cuenta de que tiene un olor raro, como de azufre.9 El Heraldo le dice al ángel que vaya y haga lo que Dios le mandó a hacer. El ángel vuela rápidamente y se une al ejército de ángeles enviados desde el cielo. Rápidamente, muchos se sitúan una corta distancia sobre Sodoma, y comienzan a derramar el líquido sobre la ciudad. Muchos ángeles rápidamente tumban al suelo a los que tratan de huir de Sodoma, y vierten el líquido sobre ellos. Se está derramando la ira de Dios.
Mientras observo como un mensajero lo que debo reportar, el Heraldo me recuerda que a Lot y a su familia se les dijo que no se dieran vuelta para mirar a la ciudad que dejaban atrás. Sin embargo, ahora veo que la esposa de Lot se detiene, como queriendo ver lo que acontece detrás de ella. Se da toda la vuelta y mira hacia Sodoma. Observa a los ángeles descender de lo alto con las copas del juicio de Dios. En cosa de un instante, sus pies se transforman en una sustancia blanca, cristalina. Ese cambio sigue subiendo; sus ojos son lo último que se cristaliza. Ellos revelan su apego a su ciudad amada, la cual está siendo destruida. La esposa de Lot se ha vuelto en una estatua de sal. Mientras observo, el viento sopla y lentamente la desgasta.
El Heraldo y yo volvemos a ascender hacia el Orión, y nuevamente pasamos por el túnel que se abre hacia el reino de Dios y la Ciudad Santa. Nuevamente escucho la voz de Dios, y mientras Él habla veo claramente las palabras siguientes.
“Tal como está escrito en Ezequiel 9:4-11 --Y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo. Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos; salid. Y salieron, y mataron en la ciudad. Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén? Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversidad; porque han dicho: Ha abandonado Jehová la tierra, y Jehová no ve. Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas. Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste”.10
Entonces, oigo la voz de Dios que pronuncia mi nombre celestial y dice que yo soy como Elías y Juan el Bautista. Me dice que yo fui nombrado mucho antes de nacer, y que he sido llamado para servirle como un mensajero. Debo registrar su mensaje tal como sigue: Todos los Adventistas del Séptimo Día que escuchan la voz de Dios deben arrodillarse y arrepentirse antes de que se cierre el tintero y se eche la pluma a un lado.11 Todos deben saber que Dios mandará que sus ángeles marcadores graben una señal profunda en las frentes de los que hablan abiertamente en contra de la apostasía, el espiritismo y la directiva jesuita secreta dentro de la iglesia.12 A menos que se arrepientan, los que no recibirán la señal de Dios incluirán aquéllos que han borrado los nombres de sus hijos de los registros de su iglesia, y han condenado a los mensajeros y los mensajes de Dios.13
Entonces, Dios mandará que sus ángeles de destrucción entreguen la recompensa a los Adventistas del Séptimo Día que pisotean sus leyes y sus mandatos. Ésta será una señal a los que enseñan la mentira de que Dios no mata.14 Es por su misericordia y amor que Dios pondrá fin a las vidas de los que andan en el pecado.15 Él mandará a sus ángeles destructores a derramar las copas de su ira.16 Deben comenzar en el corazón de su iglesia, en el edificio de la Asociación General en Maryland. Ese lugar también es el sitio donde los que llevan “máscaras” se sientan para idear distintas maneras de adorar al sol del poniente, al que una vez estaba junto al trono de Dios, pero decidió hacer guerra en el cielo. Éstos son los individuos a los cuales se refería Elena de White cuando mencionó los espías en las asociaciones. Éstos son los jesuitas que han infiltrado la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y han llegado a ocupar puestos de autoridad. Nótese lo siguiente:
“He enviado la advertencia a muchos médicos y pastores, y ahora debo advertir a todas nuestras iglesias que estén alertas contra los hombres que están siendo enviados para hacer la obra de espías en nuestras asociaciones e iglesias, una obra instigada por el padre de la mentira y el engaño. Cada miembro de iglesia debe mantenerse firme a los principios. Se nos ha dicho lo que habría de venir, y ha venido. El enemigo ha estado obrando bajo una especie de idea científica, tal como obró en el Edén. No puedo entrar en detalles ahora, pero digo a nuestras iglesias: Cuidado con las exposiciones provenientes de Battle Creek que os induzcan a hacer caso omiso de las advertencias que el Señor ha dado en cuanto al esfuerzo de hacer de ese lugar un gran centro educativo. No permitáis que vuestros hijos e hijas vayan allá para recibir su educación. Allí hay agencias poderosas que han estado obrando sigilosamente para sembrar las semillas del mal.” Special Testimonies Series A, (Testimonios Especiales, serie A) No 12, p. 9. [Trad.]
Los ángeles destructores de Dios irán a ciertas instalaciones Adventistas del Séptimo Día, incluyendo casas editoras, oficinas de uniones y asociaciones, hospitales y escuelas. Los ángeles no deberán mostrar compasión ni remordimiento. Han de destruir sin reservas. No deben perdonar las vidas, sino matar a jóvenes y viejos, a hombres y mujeres, a los ignorantes y a los muy educados, a los que ocupan posiciones altas o humildes, bien sean pastores u ovejas. Él mandará a sus ángeles para destruir. Cuando los que sufren griten de dolor, los ángeles no deben mostrar compasión ni remordimiento.17 Sin embargo, los ángeles de Dios no deben acercarse a ninguno que tenga la señal de Dios. Una vez que hayan terminado, deben regresar a la Ciudad Santa para dar el informe a Dios de que han hecho lo que Él mandó que se hiciera.
Aquéllos que declaran cosas duras en contra de lo que Dios ha mandado, deben saber que Él le indicó a su sierva, Elena de White, que registrara estas palabras:
Cuando el Sanatorio de Battle Creek fue destruido, Cristo se entregó a sí mismo para proteger las vidas de hombres y mujeres. Por medio de esta destrucción Dios suplicaba a su pueblo que volviera a él. Y por medio de la destrucción de las oficinas de la Review and Herald, y la protección de vidas, él les suplica por segunda vez. Él desea que vean que el poder milagroso del Infinito ha sido ejercido para salvar vidas, para que todo obrero tenga la oportunidad de arrepentirse y convertirse. Dios dice: “Si ellos se vuelven a mí, les volveré el gozo de mi salvación. Pero si siguen sus propios caminos, me acercaré aún más a ellos; y la aflicción vendrá sobre las familias que dicen creer la verdad, pero que no la practican, que no hacen del Señor Dios de Israel su temor y su miedo”. Testimonios para la Iglesia, tomo 8, p. 109
En visiones nocturnas vi una espada ígnea suspendida sobre Battle Creek.

Hermanos, Dios está tratando en serio con nosotros. Deseo deciros que si después de las advertencias dadas mediante estos incendios, los dirigentes de nuestro pueblo siguen actuando como de costumbre, tal como lo hicieron en el pasado, enalteciéndose ellos mismos, Dios a continuación tomará los cuerpos. Tan seguramente como que está vivo, les hablará con un lenguaje que no dejarán de entender.
Dios nos está observando para ver si nos humillamos ante él como niñitos. Os digo estas cosas ahora que podemos aproximarnos a él con humildad y contrición para preguntar por lo que él requiere de nosotros.

Se me dijo que existía un descuido tan grande de la Palabra de Dios presentada en los testimonios de su Espíritu Santo, que el Señor derribaría, arruinaría, y derramaría sus juicios sobre Battle Creek.

Estoy muy consciente de las condiciones existentes en la Casa Editora Review and Herald y en el Sanatorio. Se me explicó por qué estos edificios habían sido destruidos por un incendio. Estoy segura que a menos que la administración de estas instituciones se lleve a cabo en una forma que esté más de acuerdo con la voluntad de Dios, se producirán nuevas manifestaciones del desagrado divino. El Ministerio de Publicaciones, pp. 188-191
Nuevamente el Padre celestial pide que sus pastores y ovejas infieles regresen a Él.18 Entonces, Él Señor alzará su rostro sobre ellos. Sin embargo, si ellos siguen andando por sus propios caminos, Él les enviará aflicción, porque ellos desacreditan la verdad que pretenden creer. Él pide que cada uno examine su propio corazón para ver si tiene fe. Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados cuando vengan los tiempos de refrigerio de la presencia del Señor. Buscad las maneras cómo os habéis descuidado de andar por el camino que Dios ha señalado. ¿Cómo es que no habéis obedecido los consejos que Él ha dado para purificar vuestras almas?19
Ahora, todo queda en silencio. No sé si ha pasado mucho tiempo, o si lo que veo ahora ocurre inmediatamente. Sin embargo, veo a muchos ángeles salir rápidamente por las doce puertas de la Ciudad Santa. Es como si un sinnúmero de abejas estuviese saliendo de una colmena. Los ángeles nos dejan atrás al Heraldo y a mí, y puedo ver que llevan copas con un líquido espeso y dorado. El Heraldo y yo regresamos por el pasillo y rápidamente nos aproximamos a la tierra. Ahora, nos encontramos a unos centenares de metros en el aire, mirando hacia abajo al edificio actual de la Asociación General. El Heraldo rompe el silencio, y dice que tal como en el pasado Dios mandó a destruir el Sanatorio Battle Creek y la Casa Editora Review and Herald a causa de la apostasía, ahora destruirá el edificio de la Asociación General, ciertas casas editoras, oficinas de uniones y asociaciones, hospitales y escuelas por la misma razón.20 Malditos sean los que siguen su propia luz en su propio sendero. Dios cumplirá la promesa que le indicó a Ezequiel que escribiera.
Ahora observo que muchos ángeles descienden de lo alto y comienzan a derramar las copas sobre el edificio de la Asociación General. El fuego es tan abrasador, que la fachada de cristal se derrite instantáneamente. Cuando me lleva más cerca, veo a individuos que llevan puestas algo semejante a máscaras blancas de yeso. Ahora entiendo que ellos son jesuitas. Mientras los veo arder, me doy cuenta de que sus ojos revelan una negrura de pura maldad. Ahora, los ángeles pasan por el edificio ardiente para verter las copas sobre los individuos que tratan de escapar. Veo que muchos salen corriendo del edificio, pero como antes, los ángeles destructores los tumban al suelo y vierten más líquido sobre ellos. Los ángeles no hacen acepción de personas ni de edad. Siguen destruyendo, cumpliendo con lo que Dios ha mandado.21
Ahora, el Heraldo y yo vamos a la Casa Editora Review and Herald en Hagerstown, Maryland. Veo a los ángeles derramar las copas, y el edificio parece derretirse del calor intenso de las llamas, tal como se quemó el edificio original de la Review and Herald en 1902. En cumplimiento de sus instrucciones, los ángeles destruyen tanto los que están dentro del edificio, como los que huyen afuera. Nuevamente, no muestran compasión ni remordimiento. Todo queda destruido, desde la viga más fuerte de metal, hasta la pequeña pecera sobre un escritorio. Sin embargo, los árboles cercanos, las tiendas y los vehículos en la carretera no sufren ningún daño.22
Entonces, me lleva a las oficinas de una asociación. De una manera sutil, la apostasía enseñada por la directiva de la asociación había corrompido las iglesias e impedido la presencia del Espíritu Santo.23 Como resultado de su unión con Satanás, todo tiene que ser destruido. Nuevamente, veo derramar las copas. Los edificios y todo lo que está adentro se consume rápidamente en los incendios. Los que salen corriendo de los edificios reciben su porción medida de la ira de Dios. El Heraldo revela que lo que veo ocurrir también se está llevando a cabo en otras oficinas de asociaciones alrededor del mundo.24
Ahora vamos a las oficinas de otra una asociación que está siendo destruida. El Heraldo me explica que no muy lejos de allí hay un edificio de oficinas que no pertenecen a la fe Adventista del Séptimo Día. Los ángeles protegen ese edificio y los ocupantes del fuego, porque están viviendo conforme a la luz que han recibido.25 Los que ocupaban las oficinas de la asociación Adventista del Séptimo Día no tenían ninguna excusa. Ellos habían recibido toda la luz necesaria.
Me lleva al centro médico de la Universidad Loma Linda, una universidad Adventista del Séptimo Día de mucho prestigio, y un hospital que sirve de faro en el campo de la medicina. Consiste de muchos edificios que abarcan un área grande. Veo que los ángeles destructores toman sus puestos sobre ciertos edificios en particular, y todos comienzan a verter sus copas a la vez. Todos los edificios, incluyendo todo y todos adentro, quedan consumidos por las llamas. Los ángeles no muestran compasión. Bien sean médicos, enfermeras, auxiliares de sala o pacientes, todos son destruidos. Este centro de la medicina moderna queda consumido en un fuego que consiste del calor más intenso.
A continuación, vamos a otra universidad Adventista del Séptimo Día muy grande. Los ángeles de la destrucción ocupan sus posiciones encima de esta instalación y sus muchos edificios. Simultáneamente, vierten las copas de la ira de Dios, y rápidamente los edificios quedan consumidos. Cada profesor, estudiante, empleado y los que huyen son destruidos por el fuego. Como anteriormente, los ángeles no muestran compasión ni remordimiento. Ellos han cumplido con las órdenes de Dios.
Ahora se me muestran otras universidades Adventistas del Séptimo Día, como también colegios, academias, escuelas primarias y guarderías. El Heraldo me dice que a los ángeles se les indicó que tampoco debían mostrar compasión por los de tierna edad, tal como aparece escrito en Ezequiel 9. ¿Acaso esto debiera sorprendernos? Observo a muchos ángeles tomar sus posiciones sobre toda la tierra y, mientras ciertas escuelas Adventistas del Séptimo Día están en sesión, vierten las copas. Tanto los edificios, como los maestros y los estudiantes, aun los pequeñitos mientras toman su siesta, son consumidos.
La destrucción derramada sobre la Asociación General, ciertas casas editoras, las oficinas de uniones y asociaciones, los hospitales y escuelas, ocurre durante la semana laboral, cuando los edificios están llenos de empleados, pacientes o estudiantes. La destrucción es mundial.
Ahora, el Heraldo y yo observamos la destrucción de muchos ministerios, tales como Breath of Life (Aliento de la Vida), It is Written (Está Escrito), Voice of Prophecy (La Voz de la Profecía), Three Angels Broadcasting Network (Red Televisiva Tres Ángeles – 3ABN), y otros ministerios en varios idiomas, como La Voz de la Esperanza. Estos ministerios saben que la Asociación General les exige enviar todos los diezmos directamente a su asociación local, y sólo se les devuelve una porción pequeña. Recuerdo que la Asociación General enseña que la asociación local constituye el único alfolí. Sin embargo, esa enseñanza no concuerda con la Biblia y el Espíritu de Profecía.
Recuerdo el sueño, “El Viaje al Hogar”, donde se menciona que La Voz de la Profecía ayudó a guiarme a mí y a mi familia a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. ¿Cómo es posible que un ministerio, antes guiado por Dios, se haya desviado tanto de la senda correcta? ¿Cómo es que este ministerio, que antes apoyaba las normas altas de la iglesia de Dios, se rebajó hasta amoldarse al criterio mundano? ¿Cómo es que ahora se revuelca en el lodo de la apostasía?
Veo consumir Amazing Facts (Datos Asombrosos), tal como lo vi en el sueño, “Datos Asombrosos”. Recuerdo que en el sueño “Velad, Porque ¡Ya Voy”! me fue dicho que Doug Batchelor y yo caminábamos por sendas paralelas, y que nuestros caminos se cruzarían. Se me hace entender que eso no significa que íbamos a unirnos, sino que nuestros caminos distintos se cruzarían. Sólo un sendero puede ser el verdadero.
La destrucción también incluye a algunos ministerios independientes que defienden las enseñanzas e instrucciones de la Asociación General.
Todos estos ministerios y sus empleados quedan consumidos en el fuego purificador de la ira de Dios. El edificio de la Asociación General, ciertas casas editoras, oficinas de uniones y asociaciones, hospitales y escuelas, han desaparecido. Los ángeles han obedecido las instrucciones de Dios, y ahora regresan al cielo para rendir su informe que han cumplido con lo que Él mandó.
Ahora me lleva muy alto, donde veo girar la tierra rápidamente, como anteriormente. El Heraldo y yo descendemos y ahora veo una iglesia grande Adventista del Séptimo Día un sábado por la mañana. Es una de las muchas iglesias que ha caído profundamente en la apostasía. Observo a los miembros llegar. Vienen para ser entretenidos, no para escuchar un mensaje presentado por medio del Espíritu Santo. Han llegado para bailar, cantar y charlar. Los miembros de esta iglesia en particular no escuchan las cosas que se predican en una iglesia arrepentida.
El Heraldo y yo entramos a la iglesia, donde se está llevando a cabo una abominación que ellos llaman el culto divino. Comprendo que nadie tiene excusa alguna para estos actos profanos de adoración. Todos han recibido luz sobre cómo adorar a Dios. Los pastores no tienen excusa alguna, porque recibieron instrucciones específicas de la pluma de Elena de White. Aun el sueño llamado “Reverenciad Mi Santuario” presentó instrucciones sobre cómo hacer el culto. Sin embargo, ya es demasiado tarde. Recibieron tiempo y oportunidades. Ahora, cada uno recibirá los juicios de Dios. Tal como fue escrito, ninguno tiene excusa alguna.26
En todo el universo, los seres que nunca cayeron en el pecado se reúnen reverentemente para adorar al Creador del universo. En los atrios celestiales, todos se reúnen en reverencia para adorar al que está sentado en su trono sagrado. Sin embargo, aquí en la tierra, muchos que dicen ser Adventistas del Séptimo Día han preferido apagar la luz, y ahora están en las tinieblas, aguardando su recompensa. Mientras los ángeles comienzan a verter las copas, el Heraldo me lleva a un sitio que me mostrará precisamente por qué Dios tiene que destruir con fuego. Me dice que el fuego es la única manera como puede llevarse a cabo la purificación.27 La iglesia de Dios debe ser purificada. Los que sobrevivan el evento profetizado por Ezequiel serán individuos a quienes Dios puede usar para seguir testificando de la verdad. Por lo tanto, ellos deberán estar plenamente arraigados y fundamentados en la Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía.
Ahora estamos en la Iglesia Adventista del Séptimo Día Mt. Rubidoux, en Riverside, California. Al entrar al santuario, escucho presentaciones cantadas deplorables. El coro salta y baila al compás de la banda animadora que está en la plataforma. Parecen artistas en un escenario.28 No sólo canta y baila el coro, sino los miembros también. No lo hacen para la gloria de Dios, sino para glorificar a Satanás, el que verdaderamente adoran. Aun el pastor baila de un lado al otro de la plataforma.29
Los dirigentes de la asociación deberían haber hablado en contra de esta iglesia. Dudo si en realidad ésta sea una Iglesia Adventista del Séptimo Día. El Heraldo dice que a esta iglesia se le permite seguir así, porque la asociación ha visto un aumento grande en los diezmos y ofrendas que se reciben.30 El racismo también constituye un factor, porque ningún oficial de raza blanca de la asociación desea intervenir y enfrentar los problemas. Temen que se los tache de racistas o de ser culturalmente insensibles.31 Es triste que, desde que Dios pronunció una maldición sobre los descendientes de Cam, la raza negra ha demostrado hipersensibilidad en cuanto a su raza. El Heraldo dice que debemos saber que en el cielo no existen las razas. A los ángeles celestiales les resulta vergonzoso ver como algunos artistas los pintan de distintos colores, como si los ángeles representasen distintas razas. Esos artistas se rebajan al nivel del mundo para mostrar una conciencia política. Sin embargo, el pueblo de Dios debe llevar el estandarte más alto; tiene que ser un pueblo especial. Por medio de su profetiza, Elena de White, Dios envió el siguiente mensaje:
En el cielo no habrá barreras raciales; porque todos serán tan blancos como Cristo mismo. Demos gracias a Dios porque podemos ser miembros de la familia real. The Gospel Herald (El Heraldo del Evangelio), 1 de marzo de 1901. [Trad.]
El Heraldo dice que los juicios de Dios caerán sobre esta iglesia, y sobre otras. Nos elevamos por el aire, y los ángeles descienden a esta casa perversa de adoración. Cuando se derraman las copas, nadie se escapa. El coro, los tambores, las guitarras eléctricas y los demás instrumentos quedan consumidos. El ruido espantoso que llamaban culto, ha sido reemplazado por los sonidos de un fuego purificador, brasas cayendo y escombros quemados.
El Heraldo y yo subimos más alto por el aire. Es sábado por la mañana, y vemos que sube un humo negro de muchas iglesias Adventistas del Séptimo Día alrededor del mundo.32 Al mismo tiempo, veo que algunas iglesias no sufren daños. Veo a muchos que se reúnen en compañías pequeñas para adorar a Dios debidamente. Muchos se reúnen en iglesias casa. También veo que iglesias de otras religiones no sufren daños, porque todavía no han recibido la luz.
Ahora me lleva a una extensión de agua que parece un mar de vidrio puro. De repente me doy cuenta de que Jesús está de pie junto a mí. Me llama por mi nombre celestial, señala hacia el cielo azul oscuro, y me manda a registrar estas palabras, para que todos las lean. Cada palabra aparece en un color dorado oscuro con bordes blancos brillantes.
Benditos Sean Aquéllos
que Creen Antes de que
A
umenten las Pruebas
Cuando me doy vuelta, veo que dondequiera que miro, las palabras se ven reflejadas perfectamente en las aguas cristalinas, como en un espejo, pero las letras no se ven al revés. No importa dónde mire, veo su mensaje clara y perfectamentev.33 Ahora Jesús pregunta cuántos esperarán ver una señal antes de creer en sus mensajes. Para muchos, la prueba final llegará en un abrir y cerrar de ojos. Para ellos será demasiado tarde. Jesús guarda silencio, mira hacia abajo y entonces hacia arriba, y dice, “Tal como he preguntado tantas veces, ¿hallaré fe? ¿Hallaré fe antes de que aumenten las pruebas”? Jesús me toma de la mano derecha y al caminar sobre el agua, siempre vemos las palabras delante de nosotros. Mientras caminamos, Jesús revela que Él ve en muy pocos la fe que ha pedido de muchos. Dice que muchos son los llamados, pero pocos los escogidos; muchos son llamados, pero pocos eligen. Dice que Dios ha enviado muchos mensajes por medio de profetas. Sin embargo, ellos han sido odiados, algunos han sido asesinados o calumniados, y la mayoría ha hecho caso omiso de sus mensajes.
El sueño cambia, y ahora estamos caminando por una de las calles de oro en el cielo. Es la misma calle por la cual caminé con Jesús en mi sueño titulado, “Un Cuadro del Cielo”. Jesús me dice que apenas fue “ayer” que caminó conmigo por esa calle, que prometió sanarme y me pidió que compartiera sus mensajes. Me explica que Satanás entró y trató de destruir los mensajes, y que yo caí y pedí perdón. Me explica que Él me levantó y volvió a cubrir con su manto. Me recuerda que los críticos pronto esparcieron comentarios negativos acerca de mí, y la directiva de la iglesia rápidamente descartó los mensajes que yo compartía.
Jesús se detiene y me recuerda que antes de que yo fuera concebido, Dios había escogido mi nombre, Ernesto, que significa verdad, y también mi papel de mensajero para su iglesia. Me explica que debo servir como Elías para llamar al pueblo al arrepentimiento. Dice que también debo servir como Juan el Bautista, para dar amonestaciones cuando Él me pida que lo haga. Tal como Juan el Bautista preparó un pueblo para su primera venida, yo debo preparar un pueblo para su segunda venida.34
Comenzamos a caminar de nuevo y Jesús me dice lo siguiente. Él ha preguntado si hallará fe cuando regrese. Dios les ha pedido a muchos profetas hacer cosas que nunca se les pide a otros que hagan. Ésas son señales de fe. Moisés, Abraham, Ezequiel, Isaías, Oseas, Elías y Juan el Bautista son algunos de los profetas a quienes se les pidió que mostrasen fe. Jesús dice que yo he mostrado fe al compartir fielmente los mensajes de Dios, incluyendo las amonestaciones.
Nos detenemos de nuevo, y Jesús se dirige hacia mí y enfatiza que los que hablan y hacen cosas en contra de los profetas de Dios, los que pisotean sus mensajes y esparcen mentiras y acusaciones falsas, estarán en pie para recibir su ira.35 Pronto se derramará su ira sobre la faz de la tierra.
Entonces, Jesús habla de los críticos mencionados en el primer tomo del libro la VERDAD, toda la VERDAD y solamente la VERDAD. Dice que esos individuos todavía tienen tiempo para confesar y arrepentirse de haber hablado en contra de los mensajes de Dios. Si no lo hacen y contristan al Espíritu Santo, entonces lo que voy a ver a continuación ocurrirá. Se les ha pedido muchas veces que se arrepientan, y han tenido la oportunidad de hacerlo. Sin embargo, a causa del yo, de su orgullo o posición, ellos no serán mencionados más en mis sueños. Ellos recibirán los juicios y la ira de Dios, tal como la tierra se abrió y tragó a Coré, Datán, Abiram en presencia de muchos.36 Ése será el fin de los críticos, porque han hablado en contra de los mensajes de Dios.
A los que no serán mencionados más deben añadirse los nombres de Curtis Farnham, Chris Lewis (quien escribió un artículo sobre el diezmo que fue puesto en el sitio web “notaprophet” de Curtis Farnham), y los de los individuos que fijas fechas futuras para los eventos de los últimos días. Si ellos no se arrepienten, también estarán en pie para recibir la ira y los juicios de Dios.
Jesús me dice que observe y registre en detalle lo que me va a mostrar. Señala al cielo azul oscuro, y yo veo un evento en la tierra. Los críticos que no se han arrepentido están caminando, junto con otros que han escrito y hecho comentarios en contra de los mensajes de Dios dados por medio del Ministerio para Mi Pueblo. Se sienten complacidos y orgullosos de lo que han hecho. Ahora observo lo siguiente. Uno de ellos camina con una bolsa grande de dinero bajo el brazo. Veo que otro tiene una Biblia grande, la cual está amarrada con una correa y un candado. El candado es viejo, y la llave se ha perdido. Hace bastante tiempo que esa Biblia no se abre. Otro camina con un caballo blanco grande. Uno sale de un avión. Otro lleva rollos y libros. Otro lleva un letrero que dice cuán grande él es. Otro lleva una bandera que dice que Ernie Knoll no es un profeta. Hay otra persona con relojes y sextantes. Una mujer lleva puesto un vestido con imágenes de la luna. Otra mujer se viste como Elena de White en los 1800. Mientras éstos y otros caminan, hablan de su misión: Desestimar los mensajes, mi persona y este ministerio.
De repente, la tierra se abre un poquito, y cada uno de ellos se halla parado en un hueco hasta los tobillos. Cada uno está separado del otro. Tratan de librarse, pero no pueden. Después de estar parados ahí un tiempito, de repente la tierra se abre y se vuelve a cerrar. Ahora se encuentran metidos casi hasta las rodillas. Cuando otros corren hacia ellos para rescatarlos, ellos también quedan atrapados por la tierra. Muchos observan desde lejos aterrorizados, porque la tierra los tiene sujetados a todos.
Mientras tanto, la tierra los sacude una y otra vez. Es como si la tierra tuviese hambre y estuviese devorándolos literalmente. Nadie más siente el movimiento de la tierra, sólo los que están atrapados. Los espectadores no pueden ayudarlos. Lentamente, la tierra sigue devorando a sus víctimas, las cuales ahora están cautivas más arriba de las rodillas. Cuánto más tratan de librarse, más se endurece la tierra alrededor de ellos. En algunas partes parece que están en medio de piedra firme.
Muchos de los que los observan caen de rodillas y le ruegan a Dios que tenga misericordia de los atrapados. Muchos claman a voces que esos individuos fueron los que los llevaron a Cristo. Otros mencionan las grandes cosas que otro individuo ha hecho. Sin embargo, el hecho de que alguien haya hecho grandes cosas para Dios no significa que automáticamente será salvo. Nótese lo que dice este otro versículo: “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado”. 2 Pedro 2:21.
Ahora miro hacia arriba y veo que ángeles están escribiendo en el cielo letras que parecen nubes. Las palabras dicen que cada uno tuvo más que suficiente tiempo para acercarse al trono de Dios. Cada uno recibió cartas personales de individuos que les escribieron, pidiéndoles que se arrepintiesen. De vez en cuando, la tierra se abre y rápidamente se vuelve a cerrar, haciendo deslizar a todos esos individuos más profundamente dentro de la boca de la tierra.
Con el paso del tiempo, la tierra sigue estremeciéndose, y ellos quedan tapados hasta la cintura. Entonces la tierra los traga hasta las costillas. Momentos más tarde, la tierra se abre y quedan bajo tierra hasta el cuello. Cada uno tiene tiempo para contemplar las cosas que ha dicho y hecho. Cada uno sabe que le ha llegado el juicio final. Anduvieron orgullosamente desestimando los mensajes de Dios y apartando a otros de la verdad. Ahora la tierra se abre por última vez, y cada uno cae lentamente hacia abajo, enterrado en la tierra.
Me dirijo a Jesús, y Él me recuerda que la instrucción que los ángeles recibieron en Ezequiel 9 era de no mostrar remordimiento. Es lo mismo para éstos que no forman parte de aquéllos que son. Se les rogó que pidieran perdón por sus pecados. Por no haberlo hecho, recibieron el juicio de Dios. Éste es otro ejemplo para los que enseñan la mentira de que Dios no mata.
La escena cambia, y nuevamente estoy caminando con Jesús sobre una gran extensión de agua que parece un mar de vidrio puro. Veo estas palabras en el cielo:
Benditos Sean Aquéllos
que Creen Antes de que
A
umenten las Pruebas
Jesús vuelve a decir que muchos esperan una señal antes de creer. Para muchos será demasiado tarde. Jesús guarda silencio. Mira hacia abajo y entonces hacia arriba. Esta vez veo lágrimas en sus ojos. Pregunta, “¿Hallaré fe antes de que aumenten las pruebas”? De todas las veces que he estado con Jesús, nunca lo había visto llorar. El evento espantoso que acabo de ver lo ha hecho llorar, porque Él murió en la cruz por esos individuos. Estoy parado viendo llorar a Jesús, viendo a mi Hermano llorar. Quisiera poder enjugarle las lágrimas, pero sé que no puedo. Sé que ningún ángel tampoco puede enjugar sus lágrimas.
Todavía con lágrimas en sus ojos, Él señala hacia arriba a lo que está escrito en el cielo, y lo vuelve a escribir. Lo único que cambia es el color. Ahora veo las letras como si fueran oro macizo y puro. Detrás de cada letra hay otra letra más grande color azul. Detrás de cada una de las letras doradas y azules hay letras blancas más grandes aún. Todas ellas están escritas sobre un cielo azul oscuro. Nuevamente, veo las palabras:
Benditos Sean Aquéllos
que Creen Antes de que
A
umenten las Pruebas
Nuevamente, me doy vuelta y noto que dondequiera que miro en el agua cristalina, las palabras se reflejan como en un espejo; sin embargo, las letras no aparecen al revés. No importa dónde mire, veo su mensaje clara y perfectamente.
Otra vez Jesús repite con lágrimas que muchos seguirán esperando una señal antes de creer, y antes de que aumenten las pruebas. Para muchos, el momento de encontrarse ante la evidencia será demasiado tarde. Jesús se queda en silencio.
El Heraldo, quien ha estado de pie detrás de mí, me toma de la mano y ahora miramos desde lo alto lo que ocurre después de que se derrame la ira de Dios sobre su iglesia. Veo humo subiendo de donde antes había edificios. Sé que la destrucción no fue causada por una bomba atómica, sino el resultado de una fuerza mayor. Fue un incendio consumidor que quemó desde adentro y sólo dejó cenizas, las cuales el aire comienza a esparcir. Sobre el suelo hay cenizas en la forma de cuerpos. No queda nada para enterrar.
A continuación, me lleva adonde veo una pantalla de televisión muy grande. Hay informes noticiosos y programas de entrevistas que tratan la asolación que ocurrió. Dicen que sólo fueron destruidas instituciones Adventistas del Séptimo Día, y los que estaban adentro. Todos dicen que fue la ira de Dios. En sus transmisiones, varias estaciones mencionan que edificios no adventistas, situados junto a los que fueron destruidos, quedaron intactos. Cuando miro hacia abajo, veo una revista popular de noticias. La portada muestra una foto de los restos cenizos de la sede mundial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. El pie de foto dice, “La ira de Dios sobre una secta malvada”. En letras más pequeñas dice que Dios derramó su ira sobre una secta que rehúsa adorar en el día santo de Dios, el domingo. Cuando miro alrededor, veo noticias nacionales e internacionales que dicen lo mismo.
El Heraldo y yo ascendemos un poco más por el aire, y él me explica que lo que voy a ver ahora son sucesos que ocurren rápidamente durante varias semanas. Veo iglesias adventistas que no recibieron daño alguno. Muchos de los miembros huyen de las iglesias.37 Se establecen sitios donde los miembros sobrevivientes pueden pedir el traslado de su membrecía a cualquier iglesia que guarde el domingo. Programas de entrevistas presentan a ciertos miembros, quienes dicen que creyeron las enseñanzas adventistas porque fueron engañados. Dicen que ahora, gracias a la ira de Dios, comprenden que deben guardar como día de reposo, el primer día de la semana. Quedo asombrado al ver a algunos que reconozco. Fueron predicadores adventistas, y proclamaron que el verdadero sábado de la Biblia es el séptimo día. Ahora, vilipendian el nombre Adventista del Séptimo Día. El Heraldo se dirige hacia mí y dice que ese nombre fue inspirado por el Espíritu Santo. Ése no es un nombre cualquiera escrito sobre un edificio. Los edificios pueden ser destruidos, pero nadie puede destruir el nombre escrito en los corazones de los verdaderos creyentes de Dios. Esos individuos también tendrán el nombre de Dios escrito en sus frentes.
Ahora veo iglesias adventistas que hablan otros idiomas en todas partes del mundo. Los miembros huyen de ellas, sacan de sus corazones el nombre Adventista del Séptimo Día, y escriben otro nombre. Miro al Heraldo y le pregunto si no queda nadie que conserve en su corazón el nombre Adventista del Séptimo Día. Me dice que mire con atención. Cuando vuelvo a mirar hacia abajo, veo a grupos pequeños que se reúnen en hogares, en iglesias alquiladas, o en las iglesias adventistas que no sufrieron daños. Me dice el Heraldo que ésos son el remanente del remanente. Son el pueblo de Dios que rehúsa reverenciar las enseñanzas falsas. Ellos estudiaron fielmente la Biblia y el Espíritu de Profecía por sí mismos.38
Tal como dijo Jesús, “Muchos son llamados, y pocos escogidos. Muchos son llamados, pero pocos eligen”. Nuestro Padre tiene a su pueblo, aunque son pocos. Por medio de ellos, Él hará una gran obra. Dice el Heraldo que pronto el mundo tendrá la oportunidad de tomar su decisión final. Cada uno tendrá una oportunidad clara de escoger entre las tinieblas eternas y la luz eterna. Éste será el gran zarandeo, y sólo quedará el trigo sano y perfecto. Ellos son los que Dios puede usar. La paja no es útil. El trigo sembrará un cultivo que Dios puede cosechar. Por medio de un proceso purificador – amoldando, tamizando y zarandeando – Dios tendrá una iglesia pura. Aunque sean pocos, por medio del Espíritu Santo recibirán poder para hacer una gran obra para Dios.
Nuevamente, el Heraldo y yo nos elevamos por el aire y vemos que la tierra gira rápidamente. Cuando descendemos, noto que en los EE.UU. hay muchos que piden que se guarde el primer día de la semana, incluyendo los que en otros tiempos fueron predicadores y dirigentes Adventistas del Séptimo Día. Para fomentar el culto los domingos, se han dictado leyes que obligan cerrar las tiendas los domingos. Se prohíbe hacer cualquier trabajo innecesario en ese día, y se anima a todos a asistir a los cultos. A medida que más y más individuos promueven la observancia del domingo, el movimiento se extiende al resto del mundo, y se televisan grandes eventos para promoverlo.
Nuevamente, el Heraldo me lleva más alto. Observo que la tierra gira rápidamente, y entonces vuelve a su velocidad normal. Me informa que ahora va a mostrarme algo que cumplirá una promesa sin condiciones. Sin embargo, nadie ha de saber la fecha cuando se llevará a cabo.
Bajamos a un área rocosa cerca de la antigua ciudad de Jerusalén. Las estaciones de televisión de todo el mundo han traído cámaras para transmitir un evento especial. Varios reporteros de noticias anuncian que el mundo está listo para la develación del Arca del Pacto, el cual fue descubierto recientemente. Las estaciones presentan programas en cuanto a sus antecedentes, y hay mucha emoción y discusión. Muchos conjeturan en cuanto a su validez y la condición de semejante hallazgo arqueológico. Mientras se aproxima la hora exacta cuando se sacará el Arca de su escondite, la atención del mundo está enfocada en las noticias. De repente, oímos un anuncio que hay movimiento en la profundidad de la cueva, desde donde se sacará el Arca para que el mundo lo vea. Ahora vemos que cuatro hombres, lenta y muy cuidadosamente, sacan el Arca.39 El hombre que está en la esquina frontal derecha, tiene en la mano derecha un paquete con un video. El Arca está muy limpia, brillante y luminosa. Junto a los lados más largos, hay un palo largo. Los cuatro hombres llevan el Arca por las puntas de los palos. Entonces, todos se paran ante un grupo de micrófonos. Veo que varios guardas armados rápidamente rodean el Arca y los cuatro hombres.
Los cuatro hombres hablan, uno a la vez. No hablan de sí mismos, sino de los artículos que han sacado. Mencionan a Ron Wyatt, un arqueólogo de los EE.UU. quien encontró el Arca y grabó su hallazgo en video. Uno de esos mismos cuatro hombres le aseguró a Ron que su video sería mostrado por todo el mundo.
Ahora, un periodista pide los nombres de los cuatro hombres. Como si tuvieran un mismo sentir, el primer hombre dice, “Quién somos”, y el segundo hombre dice, “no es importante”. El tercer hombre dice, “El único nombre que todos debieran tener en sus labios es”, y el cuatro individuo dice, “Jesús, Jesucristo”. Entonces, los cuatro dicen simultáneamente, a una voz: “El nombre más maravilloso, el nombre más hermoso en todo el universo”.
Otro periodista pregunta qué hay dentro del Arca. Uno de los hombres responde que ellos van a abrir el Arca para que todos puedan ver. Otro dice que encima del Arca está la sangre que fluyó del costado de Jesús cuando, colgado sobre la cruz, un soldado le lanzó su espada. Otro dice que Ron llevó una muestra de la sangre seca a un laboratorio para ser examinada, y relata los resultados de las pruebas.40
Entonces, los cuatro hombres van a las cuatro puntas del Arca y levantan la tapa. Uno de los hombres saca de adentro una piedra grande, rectangular, y otro saca otra piedra. Cada uno de ellos sostiene la piedra frente a sí mismo. Los otros dos hombres están de pie a su derecha e izquierda. Al mirar las dos tablas de piedra, que son los Diez Mandamientos, veo que ambas tienen algo grabado claramente. La forma de las letras se asemeja a algo escrito con un dedo en mantequilla suave. La primera letra de cada mandamiento es más grande, y está tallada más profundamente. La primera tabla muestra los primeros tres mandamientos con una luz morada. La segunda tabla muestra los últimos seis mandamientos con una luz azul marino. Vuelvo a mirar la primera tabla y noto que los primeros tres mandamientos están separados del cuarto mandamiento, el cual brilla con una luz blanca muy resplandeciente. Ahora, todos los colores se tornan más brillantes.
Un reportero, comentando en cuanto a los Diez Mandamientos, dice que parecen estar escritos en hebreo antiguo. De repente, los que miran las tablas, bien sea personalmente o a través de las noticias, notan que pueden leer las letras en su propio idioma. En cualquier parte de la tierra, todo ser viviente que esté mirando puede leer estos Diez Mandamientos, escritos con el dedo sagrado de Dios mismo.
Después de un ratito, los últimos seis mandamientos, y entonces los primeros tres, se tornan menos brillantes. Sin embargo, el cuarto mandamiento se torna más brillante y de un tamaño más grande. Todos mantienen los ojos fijos en él. Las letras siguen tornándose más blancas y luminosas.
Entonces, se me hace saber que lo que está ocurriendo, está siendo mostrado a individuos en otras partes del mundo mientras ellos duermen. Muchos se despiertan y ven las noticias por televisión o por medio del Internet. A otros que no tienen esa oportunidad, tales como los que estén de campamento, los encarcelados, y aun a los ciegos, se les hace ver claramente lo que dice el cuarto mandamiento.
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”.
Ningún hombre, mujer ni niño en toda la tierra, sin importar su edad o su educación, podrá decir que él o ella no conocía los Diez Mandamientos de Dios, especialmente el cuarto. Los primeros tres muestran cómo debemos reverenciar a Dios, y los últimos seis muestran cómo debemos tratarnos los unos a los otros. Sin embargo, el cuarto mandamiento habla de nuestro Creador, y ese día será santificado por toda la eternidad.
Cambia la escena, y el Heraldo y yo estamos de pie junto a un riachuelo. Él mira hacia abajo donde hay un valle y más allá, y dice que el mundo tendrá que tomar una decisión basada en lo que acabo de ver. Esa decisión decidirá su futuro. Para cada uno, eso significará vida eterna o muerte eterna. El Heraldo menciona que ya he visto que muchísimos Adventistas del Séptimo Día huirán, aun de las iglesias que no sufren ningún daño. Me explica que éste es el zarandeo y el sacudimiento necesario para purificar la iglesia de Dios. Me dice que Elena de White escribió que la Iglesia Adventista del Séptimo Día no es Babilonia y que no caerá. La iglesia de Dios florecerá.
El Heraldo menciona que Dios tiene – y tendrá – un pueblo preparado, bien sea que adoren en sus hogares, con un grupo de creyentes, o en una iglesia que no cede a las exigencias de miembros o dirigentes corrompidos. Pueden reunirse con muchos, en un grupo pequeño, o como unos poquitos. Sin embargo, deben tener presente que el Espíritu Santo los acompañará para guiarlos. Éstos son el pueblo de Dios, armado y listo para la guerra contra Satanás y su ejército.
Ahora me lleva a ver los que tienen la señal de Dios. Ellos enseñan la verdad acerca de lo que el mundo acaba de ver. Explican que es hora de decidir seguir a Dios para siempre, o seguir al ser humano por un corto período. Enseñan que los que elijan una eternidad con Dios, hallarán que es muy difícil viajar por el camino terrenal. Aquéllos que elijan las leyes del hombre y sigan las enseñanzas del mundo, han elegido el camino suave, pero lleva hacia abajo, a la muerte eterna.
Mientras los fieles de Dios siguen enseñando la verdad, algunos viajarán distancias grandes en muy poco tiempo, tal como dice la Biblia en cuanto a Felipe. Él viajó unos 48 km (como 30 millas) desde Gaza hasta Azoto en un instante. Los fieles de Dios trabajarán con el poder del Espíritu Santo, como los apóstoles y otros discípulos de Jesús. Ellos saldrán armados con la Biblia y el Espíritu de Profecía. Tendrán la fe que Jesús buscaba, antes de que aumentasen las pruebas. Han creído los mensajes de Dios, y ahora los proclaman al mundo. Éstos son los que estarán en pie durante la batalla, luchando para defender el nombre de Dios ante el universo, y para testificar que sus leyes pueden ser, y serán obedecidas.
Mientras estos fieles testifican ante grandes multitudes, el tiempo pasa velozmente. Los que quedan convencidos y deciden seguir la verdad, reclaman el nombre Adventista del Séptimo Día, y Dios escribe ese nombre en sus corazones. Simultáneamente, Satanás y los que le han entregado sus vidas, han estado ocupados preparando leyes en contra de las leyes de Dios. Se considera que los que guardan el sábado están en oposición a las enseñanzas de la iglesia romana, la cual ha establecido pautas para la observancia del domingo.
Entonces se proclama que a los que guardan el sábado no se les debe permitir comprar ni vender. Muy pronto se instituye una tarjeta de identidad que permite que sólo los que estén registrados como guardadores del domingo puedan comprar y vender. Se aceptarán tarjetas de crédito, débito, o de regalo, cheques, dinero efectivo, oro o plata – cualquier tipo de pago – solamente si se presenta una tarjeta de identidad. También hace falta tener la tarjeta para pagar las cuentas. Los que vivan en el campo y tengan hortalizas, si han terminado de pagar su casa y terreno, podrán mantenerse temporalmente. Sin embargo, una vez que la ley exija la tarjeta y tengan que pagar los impuestos de la propiedad, no podrán quedarse con su propiedad.41 Muchos deciden obtener la tarjeta. Públicamente guardarán el domingo, pero en privado declaran que adorarán los sábados en secreto. Deciden guardar el día de Dios, y también el del hombre. Ahora recuerdo cuántas veces Jesús preguntó, ¿“Hallaré fe”?42
Pronto, a los que no guardan el domingo se los tacha de terroristas, extremistas e inconformes, y se le insta al pueblo a delatarlos a las autoridades. Son arrestados y puestos en la cárcel o en campos de concentración para ser reeducados. Aquéllos que rehúsen ser reeducados no recibirán alimentos. Les confiscarán todas sus pertenencias. Al principio van a estar juntos con miembros de su familia; entonces separarán a los esposos y les quitarán los hijos. Las autoridades les recuerdan a los fieles que Dios destruyó las instalaciones Adventistas del Séptimo Día, como también los empleados, estudiantes o miembros. Les dicen que Dios derramó su ira sobre una iglesia que no guardaba el primer día de la semana, y que a los que guardan el domingo les va muy bien. Yo sé que Dios no destruyó a los Adventistas del Séptimo Día por observar el sábado, sino por transgredir su Palabra. Él destruyó las instituciones corrompidas. Me espanta ver cuántos ceden y deciden guardar el domingo. Sin embargo, también veo a los que saben que vale la pena rendir todo por Jesús. Pronto se decide que los que hacen caso omiso de los mandatos de los dirigentes del mundo, deben ser perseguidos y/o muertos.
Tal como aparece en el sueño, “Sed Firmes”, muchos tendrán que unirse a la fila donde rendirán todo. Se me muestra Apocalipsis 20:4.
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.
Yo sé que éstos serán los que cumplirán lo que Dios ha escrito. Cada uno comparecerá como testigo ante el universo. Ellos serán llamados de un sepulcro provisional a encontrarse con Jesús en el aire. Entonces, ocuparán tronos junto a Dios en el cielo. Éstos tienen el nombre de Dios grabado en sus frentes, y en sus corazones está escrito el nombre que Dios ha dado a su iglesia – Adventista del Séptimo Día.
Ahora contemplo la diferencia entre los que están en fila rindiendo todo y los que simplemente pretenden adorar durante el culto divino. Sus prácticas malignas no se pueden comparar con la manera cómo adoran los ángeles del cielo. No se pueden comparar los Adventistas del Séptimo Día que huyeron de los edificios ardientes con los que permanecen firmes a favor de la verdad. Los seguidores de Dios permanecerán en pie sobre el muro de la Nueva Jerusalén, y verán a los seguidores de Satanás en pie para recibir su castigo. ¡Cuán grande es el contraste entre los que forman parte del ejército de Satanás, aquéllos que quieren tenerlo todo, y los del ejército de Dios, aquéllos que rinden todo!
Ahora el Heraldo me lleva a la inmensidad del espacio dentro del velo negro. Pero aún ahí veo tanta belleza, que me es difícil hallar las palabras. Me recuerda que a Elena de White se le mostró mucho. Algunas cosas que ella vio no fueron dadas a conocer públicamente, o sólo fueron compartidas con ciertos individuos. Ésta ha sido mi experiencia, también. Una de las cosas mostradas a Elena de White fue que al llegar el fin, Dios levantaría un profeta cuyo nombre habría sido seleccionado mucho antes de nacer. A ella se le dijo que no debía mencionar su nombre. Sin embargo, su nombre (Earnest) y su significado (la verdad) fueron incluidos en la cita siguiente, incluyendo el hecho de que muchos no lo aceptarían.
La profecía debe cumplirse. Dice el Señor, ‘He aquí que yo os enviaré el profeta Elías, antes que venga el día grande y terrible de Jehová’. Alguien ha de venir con el espíritu y poder de Elías, y cuando él aparezca, los hombres dirán, ‘Tú eres demasiado concienzudo, tú no interpretas las Escrituras correctamente. Déjame decirte cómo enseñar tu mensaje’. Hay muchos que no pueden distinguir entre la obra de Dios y la del hombre. Os digo la verdad tal como Dios me la da, y ahora os digo, Si vosotros seguís hallando defectos con un espíritu de discrepancia, jamás conoceréis la verdad”. The Review and Herald (La Revista Adventista), 18 de febrero de 1890. [Trad.]
Dice el Heraldo que la mayoría cree que en esta cita, Elena de White se refería a sí misma. Aunque ella enseñó en el espíritu y poder de Elías, ella no fue la profetiza para el mismo fin. El Heraldo me recuerda que muchos han dicho que yo no comprendo los mensajes que he recibido, y tratan de corregirme. Un ejemplo viene del sueño “Sed Firmes”, donde se menciona el tema del diezmo. Inmediatamente, los dirigentes dijeron que yo no entendía ese tema, y ofrecieron su propia interpretación.
El Heraldo también me recuerda lo que registré en el sueño, “El Viaje al Hogar”.
Me doy vuelta para mirar hacia adelante y el ángel me dice que se me está mostrando algo de manera que lo pueda comprender. Es un ejemplo simbólico de una de las muchas cosas que nuestro Padre ha planeado para los seres del universo. Al viajar, veo lo que sólo puedo explicar como la omnipotencia de Dios. Él puede hacer cualquier cosa con sólo su palabra. Ahora, a mi parecer, Él coloca todas las galaxias de todo el universo en una hilera recta. El fulgor de Dios ilumina el universo y admiramos los colores de su luz. Es como si Dios hubiese adornado el universo para esta gran coronación de los redimidos. Parece que hay una hilera de galaxias a la derecha y a la izquierda de la nube donde viajamos. También parece que Dios ha sacado planetas de estas galaxias y los ha colocado al lado de las galaxias. Ahora veo que Dios ha invitado a los seres creados de esos planetas a colocarse junto a sus planetas para observar la coronación.
El Heraldo me recuerda que no debo publicar los sueños hasta que se me diga que debo hacerlo. Me recuerda también que en un sueño se me mostró que cuando Jesús fue resucitado de la tumba, el Padre mandó a los seres de otros planetas a comenzar a recoger fruta y a llevarla al planeta donde los redimidos disfrutarán de la comida del sábado durante su viaje de siete días hacia el cielo. También he mencionado esto en mis reuniones. Expliqué que hace más de 2.000 años que esos alimentos están guardados, pero siguen tan frescos como los recién cosechados. Aunque ese sueño no se ha publicado, hay muchos que sirven de testigos de esto.43
Ahora el Heraldo dice que por tercera vez me va a mostrar algo que he visto antes, pero con más detalles. La primera vez fue en el sueño, “A la Mesa”, fechado el 12 de mayo de 2005. Me fueron mostrados más detalles en el sueño, “El Viaje al Hogar”, fechado el 12 de mayo de 2011. He aquí lo que se me mostró:
En mi sueño estoy reclinado sobre mi costado junto a una mesa supremamente larga. Miro hacia el otro lado de la mesa y veo a mi mamá, quien también está reclinada. Mi hermanito, quien falleció a la edad de dos años, está sentado en su regazo. Él fue colocado en los brazos de mi madre fiel. Al instante recuerdo cuando ella estudiaba las lecciones de La Voz de la Esperanza, las cuales la guiaron a unirse a la Iglesia ASD. Mis hermanos y yo nos hicimos adventistas debido a su instrucción fiel. Es por eso que ella está sentada junto a esta mesa. A su derecha veo algunos de mis hermanos. A su izquierda está mi padre. A la izquierda de él están varios de mis tíos. Conversamos y nos reímos.
Sentado allí, me siento indigno de llevar mi manto y corona. Me quito el manto y lo coloco junto a mí. Me quito la corona y se la entrego a mi madre. Le digo que quiero que ella la tenga, porque si no hubiera sido por sus oraciones, yo no estaría allí. Ella mira mi corona y me dice que ella tiene la suya propia. Se la quita y me señala algunas de las estrellas, y me dice que ésas representan a sus hijos. Señala una y me dice, “Esta estrella te representa a ti. Representa mis oraciones cuando estaba contigo y las peticiones a Dios que Él te acompañase cuando yo no lo podía hacer”. Ella dice que está muy complacida con su corona, que nadie más se la va a poner, y que ella no se va a poner la corona de ninguna otra persona. Ella explica que mi corona define mi marcha con Cristo y que debo ponérmela, porque Él me la dio. Cuando ella me la entrega, la observo bien por primera vez. Está hecha de manera que muchas coronas quepan dentro de ella. Está cubierta de muchas joyas, y la luz que brilla entre ellas emite un fulgor muy brillante que las ilumina. Me vuelvo a poner la corona, pero todavía me siento indigno de llevarla.
Al mirar hacia la derecha e izquierda de la mesa, veo a individuos de distintos tamaños. Algunos son muy altos. Noto que, debido a que estoy reclinado, no puedo ver ninguno de los extremos de la mesa. Cuando me fijo en la mesa delante de mí, veo mi nombre celestial. No está escrito con letras, sino con brillantes símbolos dorados que parecen haber sido grabados, pero que se realzan un poco sobre la superficie de la mesa. Mientras miro mi nombre nuevo, me doy cuenta de que describe mi carácter, y me repito a mí mismo, “Eso me describe a mí; eso me describe a mí”.
Entonces escucho un sonido bellísimo que viene desde arriba a mi izquierda. Veo lo que sólo puedo describir como pájaros largos, iridiscentes, que vuelan por el aire. Pero no les veo alas. Cantan un canto precioso, cuatro notas a la vez. Tengo la impresión que he estado sentado a la mesa muy poco tiempo; sin embargo, no sé cuánto tiempo ha sido. Delante de nosotros hay una amplia selección de frutas, nueces, hojas y flores. Entiendo que aun las hojas y flores son para comer.
Ahora me doy cuenta que un ángel ha estado de pie detrás de mí, hacia mi derecha. Es el mismo ángel que caminó y conversó conmigo en la nube. Lleva un manto blanco y su aspecto es muy noble. Tiene una sonrisa bondadosa y amable. Le digo que ahora comprendo que él es mi ángel guardián. Le pido disculpas por todo lo que le hice sufrir en la tierra cuando tuvo que verme pecar. Yo trato de recordar mis pecados, pero no puedo recordarlos. Con una voz amable me dice que no debo preocuparme ni mencionarlos, porque todo está en el pasado. Me explica que cuando Dios perdona, Él se olvida de tus pecados.
Mi ángel guardián coloca su mano izquierda sobre mi hombro derecho, y con la mano derecha hace señas hacia la derecha. Dice que Jesús, el Gran Anfitrión, hubiese hecho todo lo necesario para que yo estuviese ante esa mesa para poder servirme.
El 12 de mayo de 2012, se me mostró la mesa en el cielo por tercera vez. (Los detalles aparecen más abajo.) La primera vez fue en el sueño, “A la Mesa”, fechado el 12 de mayo de 2005. Más detalles me fueron mostrados en el sueño, “El Viaje al Hogar”, fechado el 12 de mayo de 2011. Y ahora en este sueño, veo lejos a la derecha a Jesús llenando las copas. Veo que hay una copa en la mesa frente a mí. La tomo en mis manos para examinarla más detenidamente. La copa ha sido confeccionada de oro puro. Por todas partes tiene joyas de distintos colores, iguales a las joyas de mi corona. Veo mi nombre nuevo grabado en un diamante puro, colocado por la mitad de mi copa, la cual emite una luz brillante entre dorada y amarilla. Las joyas en la copa de cada individuo son iguales a las joyas de su corona. Cada uno tendrá su nombre nuevo grabado en su copa. Puesto que los que vivieron antes del diluvio eran mucho más grandes de lo que somos hoy en día, sus coronas y copas concuerdan con su tamaño.
Vuelvo a poner mi copa en su lugar. Alzo la vista y veo que Jesús está de pie frente a mí. Extiende la mano y toma mi copa. Miro a la derecha y a la izquierda y, de alguna manera, veo a Jesús de pie delante de cada individuo reclinado. Los está sirviendo a todos a la vez. Vuelvo a mirar esos ojos que tienen tanta paz, y veo el amor del amor de los amores. Cuando lo miro a Él y Él me mira a mí, le oigo decir estas palabras: “Este jugo de uva representa mi sangre”. Hace una pausa antes de verter el jugo en mi copa. Entonces le oigo decir, “Ni una gota de mi sangre se malgastó en la tierra, sino que fue colocada sobre el propiciatorio”.
De repente, siento la mano del Heraldo sobre mi hombro derecho y me doy cuenta que estoy ascendiendo lentamente. Cuando miro hacia abajo a la mesa, puedo ver más lejos hacia la derecha e izquierda. Todavía no puedo ver el fin de la mesa. Veo que la mesa está junto al muro dentro de la Ciudad Santa. Cuando los que están más cerca del muro miran a los reclinados al otro lado de la mesa, ven detrás de ellos la Ciudad Santa. Cuando los que están reclinados con sus espaldas hacia la Ciudad Santa miran a los reclinados al otro lado de la mesa, ven detrás de ellos el muro maravilloso, lleno de colores hermosos. Las joyas que forman el muro son difíciles de describir. Cada individuo está satisfecho con el sitio escogido para ellos a la mesa.
Cuando veo a los que vivieron durante los días de Adán y Eva, me pregunto junto a quién me gustaría estar sentado. ¿Sería junto a Adán y Eva, Moisés, Abraham y Sara, José, Noé, David, Elías, Daniel, Juan, José y María o Pablo? La lista podría ser muy larga. Me asombra ver a los de gran estatura, en comparación con los que vivieron después del diluvio.44
Seguimos subiendo lentamente, y desde esa altura me doy cuenta que la mesa está junto y a lo largo de cada uno de los cuatro muros dentro de la Nueva Jerusalén. Es una mesa continua que dobla al llegar a cada punta de la Ciudad Santa. Ahora puedo ver que las puntas de la mesa hacen una curva y siguen. El nombre celestial de cada individuo no sólo está grabado en su copa, sino también en la mesa donde se reclina. Allí es donde Jesús dijo a todos a la vez que el jugo de uva representa su sangre, y que ni una gota se malgastó en la tierra, sino que fue colocada sobre el propiciatorio. Les dice a sus hijos amados que tomen el jugo y lo beban.45 Entonces dice que la comida representa su cuerpo quebrantado por nosotros, y que tomemos la comida y la comamos.46
Recuerdo cuando Jesús y sus discípulos estaban reunidos en el aposento alto durante la última cena. En esos momentos, estaba por comenzar su obra de redención. Ahora estoy mirando a aquéllos por los cuales entregó todo. Ahora estoy viendo a sus redimidos en el cielo. Están reclinados sobre ambos lados de la mesa. Están disfrutando del banquete de su primera cena.

    1. Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 2 de enero de 1893Todo aquel que se humille como un niñito, que reciba y obedezca la palabra de Dios con la sencillez de un niño, se hallará entre los escogidos de Dios. [Trad.]
    2. Testimonios para la Iglesia, tomo 3, p. 325
      Dios distinguió a Aarón eligiéndolo a él y a su posteridad masculina para el sacerdocio.
    3. Levítico 18:22
      No te echarás con varón como con mujer; es abominación.

      Levítico 20:13
      Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre.

      Marcos 10:6-8
      Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.

      Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio, p. 136
      En ocasión del juicio ejecutivo de Dios, ni una partícula de impureza sodomita escapará de la ira de Dios. Los que no se arrepientan y abandonen toda impureza, caerán con los impíos. Los que lleguen a ser miembros de la familia de Dios y constituyan el reino de Dios en la tierra renovada, serán seres santos, no pecadores. Véase Isaías 30:1-3, 8-16.
    4. http://chemistry.wikia.com/wiki/Sulfur
      [El azufre] arde con llama de color azul, desprendiendo dióxido de azufre.

      http://en.wikipedia.org/wiki/Sulfur
      El azufre fundido se torna marrón algo rojizo a temperaturas superiores a 200°C [392 °F].
    5. http://en.wikipedia.org/wiki/Sulfur
      Cuando el azufre arde en el aire, desprende dióxido de azufre. En el agua, este gas produce ácido sulfuroso y sulfitos…. Sin embargo, en grandes concentraciones, este ácido perjudica los pulmones, ojos y otros tejidos. El trióxido de azufre y el ácido sulfúrico también son muy corrosivos, debido a los ácidos fuertes que se forman al hacer contacto con el agua.

      http://www.factmonster.com/encyclopedia/science/sulfuric-acid-concentrated-sulfuric-acid.html
      El ácido sulfúrico concentrado posee una gran afinidad por el agua. A veces se lo usa como agente secante, y se lo puede usar para deshidratar (sacar el agua por medios químicos) a muchos compuestos, ej., los carbohidratos. … Este ácido reacciona de una manera parecida con la piel, la celulosa y otra materia vegetal y animal.

      Cuando el ácido concentrado se mezcla con el agua, desprende mucho calor. Puede desprenderse inmediatamente suficiente calor como para hervir el agua y salpicar el ácido.
    6. Mateo 6:23
      Pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?

      Consejos sobre la Salud, p. 297
      No debemos asociarnos con quienes no aman ni temen a Dios. Los que no tienen la luz de la verdad presente, que son incapaces de soportar la presencia del que es invisible, se encuentran rodeados por tinieblas espirituales peores que la medianoche más oscura.

      Eventos de los Últimos Días, p. 154
      En el zarandeo, algunos fueron dejados al lado del camino. Los descuidados e indiferentes que no se unieron con quienes apreciaban la victoria y la salvación lo bastante para perseverar en anhelarlas orando angustiosamente por ellas, no las obtuvieron, y quedaron rezagados en las tinieblas, y sus sitios fueron ocupados en seguida por otros, que se unían a las filas de quienes habían aceptado la verdad.

      Las filas raleadas serán llenadas por aquéllos a quienes Cristo representó como viniendo a la undécima hora. Hay muchos con quienes el Espíritu de Dios está contendiendo. El tiempo de los juicios destructores de Dios es el tiempo de la misericordia para aquéllos que [hasta el momento] no han tenido oportunidad de aprender qué es la verdad.
    7. The Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 16 de marzo de 1882
      Nuevas verdades se desenvuelven constantemente; a cada paso brilla una luz nueva y más brillante sobre el sendero del pueblo de Dios, para que puedan ir hacia adelante y hacia arriba…. Miles viven en culpabilidad, inconscientes de su pecado y peligro, despreciando las advertencias del Salvador, tratando a sus embajadores con desprecio, y sus palabras como cuentos inventados. [Trad.]
    8. http://chemistry.wikia.com/wiki/Sulfur
      A temperatura ambiente, el azufre es un sólido de color amarillo limón.
    9. Lucas 17:29
      Mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.

      http://chemistry.wikia.com/wiki/Sulfur
      Aunque se le atribuye al azufre un olor como de huevos podridos, el azufre elemental tiene muy poco olor. El olor asociado con los huevos podridos se debe en realidad al ácido sulfhídrico y compuestos orgánicos del azufre.
    10. 1 Pedro 4:17
      Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquéllos que no obedecen al evangelio de Dios?

      Testimonios para la Iglesia, tomo 5, p. 196
      Los que no sienten pesar por su propia decadencia espiritual ni lloran sobre los pecados ajenos quedarán sin el sello de Dios. El Señor ordena a sus mensajeros, los hombres que tienen las armas de matanza en la mano: “Pasad por la ciudad en pos de él, y herid; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno: mas a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario. Comenzaron pues desde los varones ancianos que estaban delante del templo”. Ezequiel 9:5, 6.

      Aquí vemos que la iglesia, el santuario del Señor, era la primera en sentir los golpes de la ira de Dios. Los ancianos, aquéllos a quienes Dios había brindado gran luz, que se habían destacado como guardianes de los intereses espirituales del pueblo, habían traicionado su cometido. Habían asumido la actitud de que no necesitamos esperar milagros ni la señalada manifestación del poder de Dios como en tiempos anteriores. Los tiempos han cambiado. Estas palabras fortalecen su incredulidad, y dicen: El Señor no hará bien ni mal. Es demasiado misericordioso para castigar a su pueblo. Así el clamor de paz y seguridad es dado por hombres que no volverán a elevar la voz como trompeta para mostrar al pueblo de Dios sus transgresiones y a la casa de Jacob sus pecados. Estos perros mudos que no querían ladrar, son los que sienten la justa venganza de un Dios ofendido. Hombres, jóvenes y niñitos, todos perecen juntos.

      The Ellen G. White 1888 Materials (Los Materiales de Elena G. de White del 1888, p. 1303
      Los hombres que no están unidos a Dios han hecho muchas cosas conforme a la imaginación de sus propios corazones malvados. Dice el Señor de ellos, “Y me volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba desde temprano y sin cesar, no escucharon para recibir corrección”. Estamos en los peligros de los últimos días; pronto llegará el momento cuando la profecía de Ezequiel 9 se cumplirá. Esa profecía debe ser estudiada con atención, porque se cumplirá al pie de la letra. Estudiad también el capítulo diez, el cual representa la mano de Dios trabajando para llevar un método perfecto y un trabajo armonioso a toda la obra de sus instrumentos preparados. Los capítulos once y doce también deben recibir vuestra atención crítica y atenta. Debéis estudiar estas profecías sobre vuestras rodillas delante de Dios. A menos que quitéis los obstáculos que, por vuestro propio espíritu perverso, habéis colocado en el camino de muchos que han estado relacionados con vosotros, Dios apartará completamente su rostro de vosotros y de vuestros colegas. [Trad.]
    11. The Bible Echo (El Eco de la Biblia), 1º de febrero de 1897
      Sin embargo, antes de que el Señor castigue a los hombres por su iniquidad, les envía un mensaje de advertencia. Antes de visitarlos con sus juicios, les da la oportunidad de arrepentirse. [Trad.]
    12. Isaías 58:1
      Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.

      Manuscript Releases (Manuscritos), tomo 18, p. 370
      Nótese en particular [que] los únicos marcados son los que gimen y claman. Dios recuerda de una manera especial a los que se han dedicado a afligir sus almas delante de Él, y el ángel recibe la orden de colocar sobre ellos una marca. 1 Pedro 5:5-9 [Trad.]

      Maranata: El Señor Viene, p. 241
      ¿Cuál es el sello del Dios vivo que se pone en la frente de sus hijos? Es una marca que pueden ver los ángeles y no los ojos humanos, puesto que el ángel destructor debe percibir esa señal de redención.
    13. Testimonios para los Ministros, p. 445
      Sólo los que, en su actitud ante Dios, ocupan el lugar de los que se arrepienten y confiesan sus pecados en el grande y verdadero día de expiación, serán reconocidos y señalados como dignos de la protección de Dios.
    14. 1 Samuel 2:6
      Jehová mata, y Él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir.

      Amós 4:10
      Maté a espada a vuestros jóvenes… mas no os volvisteis a mí, dice Jehová.

      El Cristo Triunfante, p. 79
      ¿No se castigó a los moradores del mundo antiguo que perecieron en el Diluvio por su desobediencia a los requerimientos divinos? ¿Acaso fueron lavados en las aguas del Diluvio para ser conducidos a la gloria, pues nuestro misericordioso Señor es demasiado bueno como para castigar la transgresión de su propia ley? ¿Se castigó a los sodomitas por su desobediencia y únicamente Lot se salvó? ¿Acaso fueron traspuestos en medio de las llamas de fuego que caían del cielo para ir directamente a la gloria?
    15. Eventos de los Últimos Días, pp. 205-206
      En nuestros días se representa el amor de Dios como de un carácter tal que impediría que él destruyese al pecador. Los hombres razonan en base a su propia norma inferior de lo correcto y justo. “Pensabas que de cierto sería yo como tú”. Salmos 50:21. Miden a Dios comparándolo con ellos mismos. Razonan sobre cómo actuarían bajo las circunstancias y llegan a la conclusión de que Dios haría como ellos se imaginan que haría [...].

      En ningún reino ni gobierno se les permite decir a los transgresores de la ley qué castigo debe ejecutarse contra aquellos que han violado la ley. Todo lo que tenemos, todas las mercedes de su gracia que poseemos, se las debemos a Dios. El carácter ofensivo del pecado contra un Dios tal no puede estimarse más de lo que pueden medirse los cielos con un palmo. Dios es un gobernador moral así como un Padre. Es el Legislador. Hace y ejecuta sus leyes. La ley que no tiene penalidad, no tiene fuerza.

      Puede presentarse el razonamiento de que un Padre amante no aceptaría que sus hijos sufriesen el castigo de Dios por fuego, teniendo el poder para socorrerlos. Pero por el bien de sus súbditos y por su seguridad, Dios castigará al transgresor. Dios no obra basado en el plan del hombre. El puede aplicar una justicia infinita que el hombre no tiene derecho de administrar a un semejante. Noé habría desagradado a Dios si hubiese ahogado a uno de los escarnecedores y burladores que lo hostigaban, pero Dios ahogó al vasto mundo. Lot no habría tenido derecho de infligir castigo a sus yernos, pero Dios lo haría usando de estricta justicia.
    16. Hebreos 10:30-31
      Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!

      El Deseado de Todas las Gentes, p. 650
      Bajo las órdenes de Dios, los ángeles son todopoderosos. En una ocasión, en obediencia a la orden de Cristo, mataron en una noche a ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército asirio.
    17. Manuscript Releases (Manuscritos), tomo 13, p. 123
      El Señor ha tomado nota de cada movimiento de los hombres que dirigen nuestras instituciones y asociaciones. Es cosa peligrosa rechazar la luz que Dios envía. Las bendiciones más ricas del cielo habían sido ofrecidas libremente a Corazín y Betsaida. El Príncipe de vida había entrado y salido en medio de ellos. La gloria de Dios, que profetas y reyes habían anhelado ver, había brillado sobre ellos. Sin embargo, ellos rehusaron el don celestial, y de ellos dijo el Salvador: [se cita Lucas 10:13-14].

      También hoy se pronuncia el ay del cielo sobre aquéllos que han tenido luz y pruebas, pero han rehusado obedecer las advertencias y súplicas del Señor.

      El Señor soportó por mucho tiempo la perversidad de Israel, pero llegó el momento cuando el pueblo sobrepasó los límites, y cayó un castigo terrible sobre los que, habiendo tenido gran luz, rehusaron arrepentirse y ser convertidos, para que Cristo los sanara. [Trad.]
    18. Testimonios para la Iglesia, tomo 8, p. 107
      Algunos que en un tiempo fueron creyentes sólidos en la verdad se han vuelto descuidados con respecto a su bienestar espiritual y están cediendo, sin la menor resistencia, a las bien trazadas tramas de Satanás.
    19. Testimonios para la Iglesia, tomo 5, p. 88
      El pecado del antiguo Israel fue despreciar la voluntad revelada de Dios y el seguir su propio camino conforme a los dictados de sus profanos corazones. El Israel moderno sigue con entusiasmo sus pisadas, y el desagrado del Señor seguramente descansa sobre él.

      Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio, p. 211
      Corremos el peligro de llegar a ser una hermana de la caída Babilonia, y permitir que nuestras iglesias se corrompan, se llenen de todo espíritu inmundo y alberguen a toda ave inmunda y aborrecible. ¿Podremos ver claramente nuestra situación y no proceder en forma decidida a curar los males existentes?

      Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio, p. 215
      … a menos que se produzca una limpieza en el templo del alma por parte de muchos de los que creen y predican la verdad, los juicios de Dios, diferidos por largo tiempo, habrán de manifestarse. Esos pecados degradantes no han sido tratados con firmeza y decisión. Hay corrupción en el alma y, a menos que ésta sea limpiada por la sangre de Cristo, se producirán apostasías en nuestro medio que causarán espanto.
    20. Oseas 4:9
      Y será el pueblo como el sacerdote; le castigaré por su conducta, y le pagaré conforme a sus obras.

      Amós 3:13-15
      Oíd y testificad contra la casa de Jacob, ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Que el día que castigue las rebeliones de Israel, castigaré también los altares de Betel; y serán cortados los cuernos del altar, y caerán a tierra. Y heriré la casa de invierno con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas, dice Jehová.
    21. Mateo 22:1-7
      Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.

      El Otro Poder, p. 95
      La conveniencia mundana está ocupando el lugar de la verdadera piedad y la sabiduría que viene de arriba, y Dios retirará su mano prosperadora de la asociación. ¿Se retirará el arca del pacto de entre su pueblo? ¿Se introducirán ocultamente los ídolos? ¿Se dará entrada a falsos principios y falsos preceptos en el santuario? ¿Se respetará al anticristo? ¿Se ignorarán los principios y doctrinas verdaderos que nos fueron dados por Dios y que nos hicieron lo que somos?

      Mensajes Selectos, tomo 1, p. 238
      El enemigo de las almas ha procurado introducir la suposición de que había de realizarse una gran reforma entre los adventistas del séptimo día, y que esa reforma consistiría en renunciar a las doctrinas que están en pie como las columnas de nuestra fe y que había de comenzar un proceso de reorganización. Si se efectuara esta reforma, ¿qué resultaría? Los principios de verdad que Dios en su sabiduría ha dado a la iglesia remanente serían descartados. Sería cambiada nuestra religión. Los principios fundamentales que han sostenido la obra durante los últimos cincuenta años serían considerados como error. Se establecería una nueva organización. Se escribirían libros de una nueva orientación. Se introduciría un sistema de filosofía intelectual. Los fundadores de ese sistema irían a las ciudades y harían una obra maravillosa. Por supuesto, se tendría poco en cuenta el sábado y también al Dios que lo creó. No se permitiría que nada se interpusiera en el camino del nuevo movimiento. Los dirigentes enseñarían que la virtud es mejor que el vicio, pero habiendo puesto de lado a Dios, resolverían depender del poder humano, que no tiene valor sin Dios. Su fundamento estaría edificado sobre la arena, y la tormenta y la tempestad barrerían la estructura.
    22. El Otro Poder, p. 95
      ¿Se transformará el instrumento de Dios—la casa editora—en una institución meramente política y mundana? Hacia eso nos está conduciendo directamente el enemigo mediante hombres cegados y no consagrados.

      Estas cosas han llegado tan lejos como podían sin que nadie protestara contra ellas con palabras claras. Ha llegado el momento para que el Señor ponga las cosas en orden.
    23. Malaquías 2:7-9, 11, 17
      Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos. Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos. Por tanto, yo también os he hecho viles y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley hacéis acepción de personas.

      Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el santuario de Jehová que él amó, y se casó con hija de dios extraño.

      Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia?
    24. Testimonios para los Ministros, p. 373
      Exhorto a mis hermanos a despertar. A menos que ocurra rápidamente un cambio, debo presentar los hechos al pueblo, porque este estado de cosas debe cambiar; los hombres inconversos no deben seguir siendo gerentes y directores en una obra tan importante y sagrada. Junto con David nos vemos obligados a decir: “Tiempo es de actuar, oh, Jehová, porque han invalidado tu ley” [Salmo 119:126]
    25. The Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 21 de febrero de 1878
      Todo lo que la Majestad del cielo en su sabiduría pudo hacer, ha sido hecho por ellos, pero igual a los judíos, pervierten y abusan sus privilegios sagrados, satisfechos con ser obstructores infructuosos del terreno. En cuanto a buenas obras, no son mejores que los mundanos. Sin embargo, los mundanos ocupan una posición más favorable ante Dios, porque ellos no pretenden poseer verdadera piedad. No son hipócritas pretenciosos…. Es triste reconocer que las vidas diarias de muchos que profesan ser seguidores de Cristo niegan la misma religión que profesan con sus palabras y acciones no santificadas…. No tienen comunión con Dios. [Trad.]
    26. The Review and Herald (La Revista Adventista), 23 de diciembre de 1890
      Los pecadores en Sión deberían sentir temor; porque cuando no la esperan, destrucción repentina vendrá sobre todos los que viven tranquilos.

      El Espíritu Santo se esfuerza por hacer ver los requisitos de Dios, pero los hombres prestan atención sólo un momento, y entonces dirigen sus mentes a otras cosas: Satanás se lleva las semillas de la verdad; se resiste efectivamente la influencia llena de gracia del Espíritu de Dios. De esa manera, muchos están contristando al Espíritu Santo por última vez, y no lo saben.

      Las palabras que Cristo pronunciara sobre Jerusalén son: “He aquí que vuestra casa os es dejada desierta”. ¡Cuánta angustia del alma sintió Cristo cuando resistieron todos sus llamados, advertencias y reprensiones! …

      ¿Verá la iglesia dónde ha caído? [Trad.]
    27. Levítico 10:1-2
      Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.

      The Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 27 de junio de 1900
      Toda la tierra está profanada. De la misma manera como aumenta la transgresión, aumenta la maldición. La tierra se prepara para ser purificada por fuego. [Trad.]
    28. El Evangelismo, p. 290
      Debemos mantenernos tan alejados de lo que tenga ribetes teatrales y de lo que tienda a lo extraordinario como Cristo se mantuvo alejado de estas actitudes en su obra. Lo que llama la atención y excita no es religión, aunque la religión ejercerá su influencia pura, sagrada, elevadora y santificadora produciendo vida espiritual y salvación.

      Testimonios para los Ministros, p. 345
      Hay prolongados consejos para idear planes, e inventar nuevos métodos. Hay un esfuerzo constante para producir entretenimientos a fin de atraer a la gente a la iglesia o a la escuela sabática.
    29. The Review and Herald (La Revista Adventista), 3 de diciembre de 1895
      Entre la mayoría de la gente de color hallamos prácticas indecorosas en su culto para Dios. Se emocionan mucho, y realizan esfuerzos físicos que están fuera de lugar en el culto solemne de Dios…. Creen que una religión sin excitación, sin ruido ni esfuerzos físicos, no merece ser llamada religión. [Trad.]
    30. General Conference Daily Bulletin (Extractos de Testimonios del Boletín Diario de la Asociación General), 23 de febrero de 1899
      Ha habido falta de honradez, fraude, la retención de los derechos de un hombre e indiferencia hacia los principios de los mandamientos de Dios. Habéis tenido hombres, ardides y planes concebidos con la idea de que vosotros, como junta, teníais el poder para hacer cualquier cosa que favoreciera la asociación y produjera ingresos. Pero era aún más grave a la vista de Dios, porque estabais encubriendo las prácticas deshonestas, diciendo Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es éste. Sí, pero ese templo necesitaba ser purificado tanto como lo necesitaban los atrios del templo en los días cuando Cristo estuvo en la tierra. El Señor aborrece la mezcla que vio en el templo terrenal. Los intercambios profanos en los atrios del templo acarrearon la justa indignación de un Dios ofendido. [Trad.]
    31. Spiritual Gifts (Dones Espirituales), tomo 2, p. 284
      Existen pecados en la iglesia que Dios aborrece, pero apenas se los toca por temor a hacerse enemigos. [Trad.]
    32. Jeremías 23:1-2; 25:34, 35
      ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. … He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice Jehová. Aullad, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, mayorales del rebaño; porque cumplidos son vuestros días para que seáis degollados y esparcidos… Y se acabará la huida de los pastores, y el escape de los mayorales del rebaño.
    33. Juan 20:29
      Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
    34. Malaquías 4:5-6
      He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.

      Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 4, pp. 1205,1206
      En esta época precisamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo, Dios necesita hombres que preparen un pueblo para que esté en pie en el gran día del Señor. En estos últimos días se debe efectuar una obra igual a la que hizo Juan. Mediante los agentes que el Señor ha elegido, él está dando mensajes a su pueblo, y quiere que todos presten atención a las admoniciones y amonestaciones que envía. El mensaje que precedió al ministerio público de Cristo fue: Arrepentíos, publicanos y pecadores; arrepentíos, fariseos y saduceos, “porque el reino de los cielos se ha acercado”. Nuestro mensaje no es de paz y seguridad. En nuestra condición de pueblo que cree en la pronta aparición de Cristo, tenemos un mensaje definido para dar: “Prepárate para encontrarte con tu Dios”.

      Nuestro mensaje debe ser tan directo como fue el de Juan. Él reprendió a reyes por su iniquidad. A pesar de que ponía en peligro su vida, nunca permitió que languideciera la verdad en sus labios. Nuestra obra en esta época debe ser hecha con igual fidelidad…

      En este tiempo de apostasía casi universal, Dios exige que sus mensajeros proclamen su ley con el espíritu y el poder de Elías. Así como Juan el Bautista, al preparar un pueblo para el primer advenimiento de Cristo, llamó su atención a los Diez Mandamientos, así debemos dar el mensaje nítidamente: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado”. Debemos esforzarnos en preparar el camino para el segundo advenimiento de Cristo, con el mismo fervor que caracterizó a Elías el profeta y a Juan el Bautista.
    35. Testimonios para la Iglesia, tomo 6, p. 420
      Como nunca antes, debemos orar no sólo que sean enviados obreros al gran campo de la mies, sino pedir un claro concepto de la verdad, a fin de que cuando lleguen los mensajeros de la verdad podamos aceptar el mensaje y respetar al mensajero.
    36. Patriarcas y Profetas, p. 427
      ¿No subsisten aún los mismos males básicos que ocasionaron la ruina de Coré? Abundan el orgullo y la ambición y cuando se abrigan estas tendencias, abren la puerta a la envidia y la lucha por la supremacía; el alma se aparta de Dios, e inconscientemente es arrastrada a las filas de Satanás. Como Coré y sus compañeros, muchos son hoy, aun entre quienes profesan ser seguidores de Cristo, los que piensan, hacen planes y trabajan tan anhelosamente por su propia exaltación, que para ganar la simpatía y el apoyo del pueblo, están dispuestos a tergiversar la verdad, a calumniar y hablar mal de los siervos del Señor, aun a atribuirles los motivos bajos y ambiciosos que animan su propio corazón. A fuerza de reiterar la mentira, y eso contra toda evidencia, llegan finalmente a creer que es la verdad. Mientras procuran destruir la confianza del pueblo en los hombres designados por Dios, creen estar realmente ocupados en una buena obra y prestando servicio a Dios.

      Testimonios para la Iglesia, tomo 3, p. 385
      Cuando los hijos de Israel oyeron el grito de los que perecían, huyeron a gran distancia de ellos. Sabían que en parte eran culpables, porque habían aceptado las acusaciones contra Moisés y Aarón, y temían que también perecerían con ellos. Pero el juicio de Dios aún no había terminado. Vino un fuego de la nube de gloria y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso. Éstos eran príncipes; esto es, hombres generalmente de buen juicio y de influencia en la congregación, hombres de renombre. Eran altamente estimados, y su juicio había sido buscado en asuntos difíciles. Pero fueron afectados por una influencia errónea, y se volvieron envidiosos, celosos y rebeldes. No perecieron con Coré, Datán y Abiram porque no fueron los primeros en la rebelión. Fueron los primeros en ver el fin de los cabecillas en la rebelión, y tuvieron una oportunidad para arrepentirse de su crimen. Pero no se resignaron ante la destrucción de esos hombres malvados, y la ira de Dios vino sobre ellos y también los destruyó.

      Patriarcas y Profetas, p. 688
      No puede darse mayor evidencia del poder engañador de Satanás que el hecho de que muchos que son dirigidos por él se engañan a sí mismos con la creencia de que están en el servicio de Dios. Cuando Coré, Datán y Abiram se rebelaron contra la autoridad de Moisés, creyeron que sólo se estaban oponiendo a un jefe humano, a un hombre como ellos mismos; y llegaron a creer que estaban realmente haciendo la voluntad de Dios. Pero al rechazar el instrumento escogido por Dios, rechazaron a Cristo; e insultaron al Espíritu de Dios. Así, en los días de Cristo, los escribas y ancianos judíos, que profesaban ser muy celosos por el honor de Dios, crucificaron a su Hijo. El mismo espíritu existe todavía en los corazones de los que insisten en seguir su propia voluntad en oposición a la voluntad de Dios.

      Testimonios para la Iglesia, tomo 5, p. 197
      De muy mala gana retrae el Señor su presencia de aquéllos a quienes bendijo con gran luz, y que sintieron el poder de la Palabra administrada a otros. Fueron una vez sus siervos fieles, favorecidos por su presencia y dirección; pero se apartaron de él e indujeron a otros al error y por lo tanto caen bajo el desagrado divino.
    37. El Conflicto de los Siglos, p. 666
      Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición.
    38. Testimonios para la Iglesia, tomo 1, p. 204
      No podríamos elegir un nombre más apropiado que el que concuerda con nuestra profesión, expresa nuestra fe y nos señala como pueblo peculiar. El nombre adventista del séptimo día es una reprensión permanente para el mundo protestante. En él se halla la línea de demarcación entre los que adoran a Dios y los que adoran a la bestia y reciben su marca. El gran conflicto se desarrolla entre los mandamientos de Dios y los requisitos de la bestia. Debido a que los santos guardan todos los Diez Mandamientos, el dragón hace guerra contra ellos. Si quisieran arriar el estandarte y renunciar a las peculiaridades de su fe, el dragón se aplacaría; pero ellos excitan su ira, porque se atreven a levantar el estandarte y a desplegar su bandera en oposición al mundo protestante que adora la institución del papado.

      El nombre adventista del séptimo día presenta los verdaderos rasgos de nuestra fe, y convencerá la mente inquisidora. Como una saeta del carcaj del Señor, herirá a los transgresores de la ley de Dios, e inducirá al arrepentimiento para con Dios y a la fe en nuestro Señor Jesucristo.
    39. Spiritual Gifts (Dones Espirituales), tomo 4A, p. 102
      Cuatro ángeles celestiales siempre acompañaban al arca de Dios en todos sus viajes, para protegerla de cualquier peligro, y para cumplir con cualquier cometido que se les pidiese en conexión con el arca. [Trad.]
    40. El Deseado de Todas las Gentes, p. 708
      De sus manos y sus pies caía la sangre, gota a gota, sobre la roca horadada para recibir el pie de la cruz.

      Mateo 27:51
      Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron.

      Manuscript Releases (Manuscritos), tomo 4, p. 243
      De igual manera Cristo, el gran prototipo, tanto sumo sacerdote como víctima, vestido con su propio manto inmaculado de justicia, después de dar su vida por el mundo, arrojó la virtud de su ofrenda, una corriente carmesí, hacia el Lugar Santo, para reconciliar el hombre hacia Dios por medio de la sangre de la cruz. [Trad.]

      Patriarcas y Profetas, p. 368
      El día de la expiación, se llevaban dos machos cabríos a la puerta del tabernáculo, y se echaba suerte sobre ellos, “la una suerte por Jehová, y la otra suerte por Azazel.” Vers. 8. El macho cabrío sobre el cual caía la primera suerte debía matarse como ofrenda por el pecado del pueblo. Y el sacerdote había de llevar la sangre más allá del velo, y rociarla sobre el propiciatorio. “Y limpiará el santuario, de las inmundicias de los hijos de Israel y de sus rebeliones, y de todos sus pecados: de la misma manera hará también al tabernáculo del testimonio, el cual reside entre ellos en medio de sus inmundicias.” Levítico 16:16.
    41. Mensajes Selectos, tomo 3, p. 458
      Todos los que tengan fe genuina serán probados. Tendrán que abandonar casas y tierras, y aun sus propios parientes, debido a la acerba oposición. “Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra—dijo Cristo—; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre”. Mateo 10:23.
    42. Mateo 6:24
      Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

      Testimonios para la Iglesia, tomo 8, p. 74
      Jerusalén es un símbolo de lo que la iglesia será si rehúsa andar en la luz que Dios ha dado. Jerusalén fue favorecida por Dios como la depositaria de los intereses sagrados de Dios. Pero sus habitantes pervirtieron la verdad, y rechazaron todo ruego y advertencia. No apreciaron sus consejos. Contaminaron los atrios del templo con mercancía y robo. Albergaban en su corazón el egoísmo y el amor por las riquezas, la envidia y la disensión. Cada uno por su propio lado procuraba lograr alguna ganancia. Cristo se retiró de ellos, diciendo: Oh, Jerusalén, Jerusalén, ¿cómo he de abandonarte? “¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”. Mateo 23:37.

      De la misma manera Cristo siente pesar y llora por nuestras iglesias e instituciones educativas que no han logrado cumplir los requisitos de Dios.
    43. Nótese por favor la siguiente cita del libro, The Path to the Throne of God: The Sanctuary (La Senda Hacia el Trono de Dios: El Santuario) de Sarah Elizabeth Peck, p. 232 (o en la página 176 del siguiente enlace):

      http://www.john1429.org/ROG/books/docs/Path%20to%20the%20Throne%20of%20God.pdf
      En cierto modo como una explicación aclaratoria, nos dice una fuente confiable que, mientras el desfile victorioso de los redimidos, acompañados por todos los habitantes del cielo, prosigue adelante, “representantes de todo el universo de Dios se situarán a ambos lados del desfile, ansiosos de atisbar la muchedumbre triunfante”.

      Durante diez años, Sarah Peck formó parte del personal de empleados de Elena de White en Australia. También ayudó con el sistema para catalogar que usan los Fideicomisarios del Patrimonio White. Entre otras cosas, ella fue profesora en Union College, y trabajó para el Departamento de Educación en la Asociación de California y en la Asociación General. También ayudó a preparar el libro La Educación de Elena de White.

      Creo que la “fuente confiable” en la cita anterior es la misma fuente de la cita siguiente. El Señor le hizo saber a Elena de White de los representantes de otros mundos que se situarán a ambos lados del desfile para ver a los redimidos, y de la fruta que se está preparando para el planeta especial. Aunque su declaración nunca fue impresa, poco antes de morir ella la compartió en la mesa del comedor con Jennie Ireland (según se informa, su taquígrafa) y un pastor McClure. El pastor McClure lo escribió y Jennie Ireland lo reportó. He aquí lo que dice:

      Todo el cielo estaba activo haciendo los preparativos para el regreso del Señor. Cuando Jesús venga, no sólo vendrán con Él todos los ángeles, sino que los representantes de todo el universo de Dios se colocarán a ambos lados, desde la tierra hasta el planeta donde van a ser festejados. Se situarán en ambos lados, cada uno ansioso de ser el primero en atisbar la muchedumbre triunfante que Jesús guía hacia arriba. Esos representantes de todas partes del universo de Dios, los que van a presenciar ese desfile triunfante, ahora están haciendo preparativos para festejarlos en un planeta donde pasarán el sábado. Ahora están trayendo fruta de todas partes del universo, de todos los demás mundos, y almacenándola en ese planeta para festejar a los redimidos el día sábado. (Apocalipsis 8:1)

      En este sueño se me mostró que lo que se escribió en Index to the Writings of E. G. White (Índice a los Escritos de E.G. White), tomo 3, anexo C, p. 3189, no fue inspirado por el Espíritu Santo, sino que consiste de lo que el hombre decidió.
    44. Patriarcas y Profetas, p. 103
      Pero sin la historia bíblica, la geología no puede probar nada. Los que razonan con tanta seguridad acerca de sus descubrimientos, no tienen una noción adecuada del tamaño de los hombres, los animales y los árboles antediluvianos…
    45. Mateo 26:27-29
      Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
    46. 1 Corintios 11:23-24
      El Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.

    * His Sheep Am I, traducción libre de la letra original escrita por Orien Johnson
     
    Fuente: http://www.formypeople.org/Sp/sp_64_final_events_and_the_first_supper.shtml